Le apuntó con un revólver a un empleado de Edesal que quería retirarle un transformador

Un químico, quien se gana la vida como productor ganadero de Villa Mercedes, se salió de sus cabales cuando recibió la inesperada visita del personal de Edesal en su predio del sur de la ciudad. Los técnicos tenían la orden de retirar un transformador, pero apenas fueron vistos por el dueño del terreno, la tarea se tornó de vida o muerte. Según los empleados de la empresa eléctrica, el hombre les dijo que ese aparato era suyo, trató de ladrón a uno de ellos y, para demostrarle hasta qué punto era capaz de defender lo que le pertenece, sacó un revólver, le apuntó a la panza y le preguntó, a lo mafioso: "¿Cuántos hijos tenés?".

La amenaza le valió al profesional de 64 años un día en un calabozo de una comisaría. El sábado, a media mañana, los fiscales Cecilia Framini y Maximiliano Bazla lo imputaron por "Amenazas agravadas por el uso de arma de fuego".

Todo sucedió la mañana del jueves, en el predio que el químico tiene a la altura del canal de la dársena sur, detrás del barrio La Ribera, refirió Framini. Pasadas las 9, advirtió a tres empleados de Edesal trabajando en un transformador que tiene instalado allí. Querían retirar el aparato.

De inmediato, el imputado intentó frenarlos. Les dijo que no podían llevárselo porque ese transformador le pertenecía. Los técnicos le explicaron que, en realidad, el aparato es de Edesal y les habían ordenado extraerlo.

Ante el "no" rotundo del propietario del lugar, Pérez llamó por teléfono a su jefe y le preguntó cómo debía proceder. Su superior le dio la orden de terminar su trabajo ahí, sin desinstalar el transformador.

Finalizaron la tarea a las 14:40. Cuando estaban a punto de retirarse y cuando pensaron que el dueño se había calmado, el productor ganadero arribó en una camioneta Ford Ranger.

Paró enfrente de ellos, como interceptando a los técnicos de Edesal, y le dijo a Pérez: "Me estás robando. Ya te voy a enseñar". Según contó la fiscal, sacó un revólver, calibre 32, de la guantera, le apuntó a Pérez, en dirección a su abdomen, puso un dedo en el percutor del arma de fuego, el paso previo a gatillar, y le preguntó sobre sus hijos.

Antes de que pasara a mayores, el resto de los trabajadores de Edesal consiguieron calmarlo, para que hiciera el revólver a un lado.

La Policía, luego, le secuestró el arma, que tenía cuatro proyectiles. De acuerdo a lo que especificó la fiscal, el hombre contaba con el permiso de tenencia, pero no para la portación de arma.

Le solicitaron al juez Matías Farinazzo Tempestini que dejara sin efecto la detención, pero que le impusiera al imputado una restricción de acercamiento de no menos de 200 metros hacia el trabajo de la víctima, durante los próximos cuatro meses, y la prohibición de uso y manipulación de armas de fuego.

Terminada la audiencia, el hombre pudo regresar a su casa.