“Ringo” Lescano, el prófugo que dejó un rastro de violencia

Julio Daniel Lescano Redondo, más conocido como “Ringo” o “El Porteño”, es el principal sospechoso del brutal asalto que terminó con la muerte del oficial de policía Renato Fuentes en Cortaderas. A sus 32 años, este hombre se ha convertido en una figura reiterada en el mundo del crimen, con un historial delictivo que refleja una vida marcada por la violencia, el robo y la evasión de la Justicia. Fugitivo, violento y con un historial delictivo que lo persigue desde Buenos Aires, Lescano ha demostrado ser un criminal escurridizo y peligroso, dispuesto a todo para evitar su captura.

Oriundo de la provincia de Buenos Aires, Lescano vivía como fugitivo en Cortaderas, donde llevaba apenas siete meses antes de su captura. Su prontuario lo presenta como un delincuente hábil y peligroso, quien ya había sido condenado por portación ilegal de armas y robo agravado por escalamiento. Estos crímenes, cometidos en Buenos Aires, deberían haberlo mantenido tras las rejas hasta 2026, pero su capacidad para eludir a las autoridades y su constante desafío a la ley lo convirtieron en un hombre buscado.

En el episodio que lo llevó a ser imputado por "Robo calificado" y "Homicidio criminis causa", Lescano mostró un patrón típico de los criminales que operan en la clandestinidad: la violencia desmedida. Junto a su cómplice Mauro Maximiliano Vieyra, irrumpió en una vivienda de Cortaderas con armas en mano, exigiendo la entrega de dinero y objetos de valor bajo amenazas. Las víctimas, una mujer y su hijo, sufrieron golpes y fueron atados con precintos, evidenciando la crueldad de un asalto que se tornó mortal cuando los delincuentes se enfrentaron a los policías que llegaron al lugar.

El perfil de Lescano es el de un criminal experimentado y adaptado a la vida fuera de la ley. La evidencia que lo vincula al crimen en Cortaderas es robusta: cámaras de seguridad, manchas de sangre y objetos en su poder que coinciden con los usados en el robo. La declaración de su cómplice antes de morir lo señaló directamente como "Ringo", a pesar de los intentos del acusado por confundir al tribunal con otro apodo.

El historial de Lescano, sumado a su peligrosidad, lo presenta como un individuo dispuesto a todo para evitar ser capturado, con una inclinación hacia la violencia extrema y la manipulación de las situaciones en su favor, como lo demostró en la reciente audiencia en donde iterrumpió el relato de la fiscal en reiteradas oportunidades. Con un tono tranquilo y hasta sobrado, les dijo a los actuantes: “Están perdiendo el tiempo”

El análisis de su conducta revela a un hombre con poca empatía, capaz de infligir daño físico y psicológico a sus víctimas sin titubeos. La utilización de un DNI falso y su historial de fuga subrayan su astucia para eludir la ley, aunque también denotan una personalidad errática, que lo hace propenso a actuar con violencia en situaciones de presión. De seguir el curso de los hechos, la posibilidad de que Lescano continúe su carrera criminal parece nula si se concreta una condena a cadena perpetua.