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"Es negligencia": el calvario de una joven que sufrió un fuerte destrato del Sempro

Luz Aguiar sufre epilepsia y padece diferentes afecciones. Tuvo una crisis, su familia llamó a emergencias pero lejos de asistirla, se enojaron, le dieron un calmante y se fueron. 

Por redacción
| Hace 3 horas
Si bien Luz remarcó que no pone a todos los integrantes del Sempro en la misma bolsa, lamentó que ha sufrido varias veces la impericia de la indiferencia. Imagen ilustrativa. Foto: ANSL.

Nadie llama a emergencias por juego. Nadie pide una ambulancia para salir a hacer las compras. Nadie exagera nada cuando se requiere un médico con urgencia. Y si acaso el cuadro no es grave, los especialistas saben —o deberían saber— cómo abordar los síntomas y cómo tratar a los familiares de los pacientes para llevarles tranquilidad. Pero eso parece ser un tema absolutamente menor para algunos referentes del Sempro. Luz Aguiar, una joven de 23 años, estudiante de Obstetricia, contó su caso en diálogo con El Diario de la República para alertar sobre ciertas desconsideraciones de los especialistas y para que "no le pase a nadie" lo que ella vivió.

 


Un momento indignante

 


"Soy epiléptica. Tuve un ACV hace 8 años, entre otras complicaciones. Con el paso de los años empecé a tener crisis más constantes. Entonces mi neurólogo me solicitó realizar un estudio para ver si eran convulsiones neurológicas o crisis epilépticas. Aparte, tengo otras patologías como celiaquía, desencadenantes de la epilepsia. Cada vez que siento que me voy a descomponer, aviso a un familiar y se comunican o me llevan a emergencias", precisó para dar una idea de su cuadro de salud.

 


Según contó la joven, varias personas de Salud tienen conocimiento de sus complicaciones. Pero al parecer, los llamados constantes los predisponen a la mala gana.

 


"La mayoría de mis crisis son no epilépticas, es decir, que no tienen actividad cerebral, pero es una convulsión de igual manera, solo que no tiene daño cerebral, pero es una descarga que hace el cuerpo, es involuntario, no lo puedo manejar. Esto pasó el día lunes, pero me viene sucediendo hace mucho en el Sempro. En las últimas veces que vinieron, lo hicieron con la Policía. Mi familia los hace pasar para que vean el procedimiento, vienen tres y terminan siendo un montón de efectivos, hay más móviles policiales que personal de salud", cuestionó.

 


Una larga espera, un abandono indignante

 


Aguiar remarcó que ese día tuvieron que esperar por mucho tiempo que llegara la ambulancia, al menos aguardaron media hora (sin contar los protocolos posteriores que dilataron el abordaje). La pareja de la joven le pidió a la Policía que se hicieran a un lado para ver el procedimiento y los uniformados se enojaron. Lo tildaron de "prepotente". Nadie se puso en el lugar de la familia. Si acaso hubo nerviosismo, era entendible por el contexto. 

 


El novio de Aguiar, indignado, empezó a grabar todo lo que pasaba. Esa situación derivó en el enojo incontenible del personal sanitario. "La médica no quería hacer nada, no querían trasladarme al Ramón Carrillo, que suelen hacerlo siempre. Querían llevarme al Hospital del Oeste. Pero la médica dijo que así no podía seguir, por lo de la filmación, agarró todo y se fue el Sempro. Me dieron un calmante y se fueron. Mi crisis no terminaba ahí, es inhumano dejar a un paciente así", repudió.

 


La joven explicó que en las carreras orientadas a la salud hay algo que se denomina Inteligencia Emocional, que sirve justamente para tener herramientas clave para abordar este tipo de situaciones límite, para tener empatía por el otro. Cosa que no ocurrió con su caso.

 


Publicación del hecho y hostigamiento

 


Aguiar, como pudo, con las pocas fuerzas que le quedaban luego de la crisis, hizo un video en el que manifestó lo que había ocurrido. Hubo algunos comentarios de parte de perfiles "dudosos" que se autodenominaban "enfermeras" que la cuestionaron y le dijeron que no tenía un diagnóstico de epilepsia, es decir, pusieron en duda su situación y la acusaron de haber hecho un alta voluntaria en una oportunidad en el Hospital Central.

 


La joven aseguró que tiene todos los estudios médicos, además del aval de su neurólogo de cabecera, que acreditan sus afecciones. Y sí reconoció que accedió a un alta voluntaria, pero fue por maltratos que recibió: "Me caí de la camilla, no me habían colocado las barandas", recordó.

 


"Hago público lo que me pasó, para que no vuelva a pasarle a nadie más. Uno necesita del personal de salud en estos casos, por eso se recurre a ellos. No se pueden demorar tanto, si tenés un infarto ¿Qué pasa? No pueden tratarte así. Desde el punto de vista ético, es negligencia", concluyó.
 

 

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