Comida cruda, con olor y con insectos: las múltiples denuncias "ignoradas" del PANE
A lo largo de todo el 2024, tutores y docentes de diferentes establecimientos del territorio puntano, advirtieron serias falencias en la distribución de alimentos. Lejos de dar una respuesta, el Gobierno hizo oídos sordos. Las consecuencias impactaron en la salud de los estudiantes.
Hay mucha indignación y rabia en la comunidad puntana. Y es que los casos de intoxicación con comida del PANE en las escuelas Pancha Hernández y La Rioja, vinieron a develar un cúmulo de impericias que se registran desde el año pasado. La comida en mal estado no implicó casos aislados o errores "saneables". Las viandas configuraron verdaderas falencias que -a pesar de haber sido denunciadas- el Gobierno las omitió por completo. La culpa siempre la tuvo "el otro" y tildaron a los denunciantes por "desestabilizadores". Politizaron un tema sensible, una cuestión crucial. Hoy todo eso tiene sus consecuencias y la desconfianza creció a pasos agigantados. Esta semana, por ejemplo, en gran parte de los colegios se acercaron madres y padres a pedir que sus hijos no reciban la comida. Y es entendible. Vale recordar que los problemas con la entrega de alimentos vienen de larga data, con casos muy cuestionados que fueron desde platos con mal olor hasta menúes que tenían insectos.
Los primeros hechos "graves"
Si se traza un mapa del tiempo, entre los primeros casos se destacó lo que ocurrió sobre los primeros días de abril del 2024 en la Escuela Generativa Ruka y la Escuela Nº2 "Nicolás Antonio de San Luis" (ex Bellas Artes), ambas de la capital puntana. En el primer caso se trató de comida con "un olor muy fuerte" y en la segunda situación, los estudiantes recibieron sus viandas con un gusano.
Por entonces, el director de la ex Bellas Artes, Carlos Urteaga, habló de los hechos y remarcó que se había entregado una milanesa con puré de zapallo, donde estaba el insecto. Es así que Urteaga efectuó un informe al Programa Comedores Escolares del Ministerio de Educación y se labró un acta. "Nos llamó mucho la atención porque todo llegó en táperes industriales herméticos, como siempre", señaló el titular de la institución.
Lo cierto es que el caso despertó gran preocupación y desde ese punto de partida, tutores y docentes de otros colegios se empezaron a "animar" a hablar de una realidad que estaba silenciada.
Un moscardón en el plato
El 11 de abril del 2024, se conoció un caso límite. En la Escuela Técnica Nº 37 "Ingeniero Germán Avé Lallemant", de Juana Koslay, los alumnos experimentaron un momento repugnante. Al abrir la vianda del almuerzo, uno de los chicos vio a un enorme moscardón muerto en el pastel de papas. Lo que pasó dejó "sin apetito" a sus compañeros y generó malestar en madres y padres.
"Le cambiaron la vianda y le dijeron que ‘no es para tanto’ y la comida con el moscardón se la dieron al perro”, relató la tutora del estudiante damnificado.
Las redes sociales, por entonces, fueron el eco de un enojo unánime, que ya apuntaba la necesidad de un "control" en la entrega de alimentos. Pero al igual que ahora, poco y nada se hizo.
Los primeros chicos "intoxicados"
Alrededor del 19 de abril del año pasado, la Escuela Nº 441 'Capitán de Fragata Don Pedro Eduardo Giachino' (de San Jerónimo), fue el epicentro de lo que significó el primer caso de extrema gravedad a instancias del PANE. Más de 20 alumnos -del nivel primario- y algunos adultos resultaron intoxicados. Por los cuadros de gastroenteritis, algunos debieron ser internados.
Por entonces, el alimento que provocó los casos fue un pollo que "estaba crudo y en mal estado", algo muy severo, especialmente para los más chicos. Cualquier médico o nutricionista puede dar fe de lo delicado que es el pollo crudo.
En un primer momento, se atribuyó al consumo de agua en la localidad, pero fue rápidamente descartado por falta de evidencias. No pocas personas que envían a sus hijos a la institución, coincidieron en que la higiene era "poco satisfactoria" y advirtieron "falencias" en su organización.
Por entonces -y solo cuando el caso se viralizó en las redes-el Gobierno salió a responder, mediante una nota de la Agencia de Noticias San Luis. En la misiva, reconocieron el episodio y comunicaron una sanción para la cooperadora de la escuela. En ese tiempo, activaron un protocolo epidemiológico. Apelaron que las viandas en cuestión, contenían alimentos que no formaban parte del listado permitido. Lo que provocó mucho enojo, fue que las autoridades minimizaron la situación, manifestando que "los casos no revisten gravedad", una afirmación que se caía ante todos los testimonios de las madres y padres.
Problemas con los alimentos, drama "sin diálogo"
El 27 de junio del 2024, la Escuela Nº 240 "Provincia de Corrientes" (Villa Mercedes), arrojó una serie de falencias, que fueron advertidas por madres y padres. Por entonces, se hicieron públicas innumerables quejas por la comida en mal estado, particularmente en el turno mañana. Y pese a los intentos por dialogar con los directivos, el diálogo estuvo totalmente cerrado.
Una de las pocas respuestas que tuvieron, fue que el establecimiento había cambiado de cocinero, pero ello no dejó conformes a los tutores. Entre los platos más criticados, estuvieron las empanadas, que según el testimonio de la gente, se entregaban "todas quemadas, arrebatadas y con la masa cruda".
Mal olor y viandas crudas
El 24 de octubre, tutores de la Escuela 199 "Provincia de Buenos Aires", de Candelaria, denunciaron problemas con la comida. El drama principal es que los platos se servían "crudos" y con "mal olor". Según relataron los padres, al principio las viandas "se podían consumir" pero con el tiempo empezaron a servir "cualquier cosa".
"Lo que dan parece un rejunte de lo que les va sobrando", había comentado un papá en diálogo con El Diario de la República. Incluso aseguró que en algunas oportunidades, las milanesas estaban crudas o el pollo tenía "gusto a podrido". Calificó a los alimentos como "incomibles".
De hecho, subrayó que el menú tenía poca variación y lamentó platos como una cuestionada ensalada de ave, que en vez de tener pollo contenía "fideos y zapallitos verdes crudos".
Con los chicos, no
El 18 de septiembre del 2024 se conoció que en el Centro Educativo Nº 21 "Puerta de Cuyo" (San Luis), un establecimiento de educación especial, habían entregado comida en mal estado. La situación salió a la luz gracias a un papá que contó lo que le había pasado a su hijo.
“Tengo un hijo que va al colegio, tiene una discapacidad, le cuesta comunicarse. Hace doble jornada, por lo tanto, almuerza allí. Cuando llegó, le pregunté cómo le había ido, qué había comido. Y le entendí que no comió porque ‘la comida tenía olor’”, manifestó.
En ese tiempo, los tutores cuestionaban la disposición del PANE porque el establecimiento ya contaba con una cocina y un comedor que nunca tuvieron quejas y que, por el contrario, estaban "impecables". "¿Por qué cambiar algo que está funcionando bien?", lamentó el tutor.
Entre la impericia y la mala gestión
Como se observa en todos estos casos, lejos de un "capricho" o una "exageración" por parte de los tutores, siempre hubo gran preocupación por la disposición de la entrega de la comida del PANE. Cuando se registraron los casos más graves, fueron denunciados.
Incluso en el caso de la Pancha Hernández, la gente advirtió el drama que se avecinaba. Pero les tomaron el pelo y los trataron de "desinformadores".
En vez de escucha activa, hubo silencio ensordecedor. Y además de la falta de diálogo, se trazaron medidas absurdas, apartadas de la lógica de cualquier gestión, embebidas de ignorancia y falencias brutales.
Hoy, esas impericias, tienen -lamentablemente- "sus frutos". Lo peor de todo es que recayó en lo más sagrado que tiene toda comunidad: los chicos.
Mientras el Gobierno busca "responsables" y deja abierto el manto de duda por un posible "sabotaje", vecinas y vecinos están indignados por el desmanejo que hubo sobre la salud de sus hijos. La lupa de la opinión pública no quita la vista de encima del tema y sigue minuciosamente todos los avances.


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