"Mi hijo tiene 5 años y está en manos de dos locos"

Para cualquier padre que teme por la seguridad y la integridad física de su hijo, cada minuto, cada hora y cada día que pasa es un calvario. Ese infierno es el que nos transmitió con sus palabras un hombre que se comunicó con El Diario de la República para visibilizar la caótica situación que lo aflige y evitar que en San Luis ocurra un caso como el de Lucio Dupuy u otros tantos, donde la inacción y la falta de un pronunciamiento rápido y efectivo de la Justicia (u otros organismos competentes) pueden desembocar en una tragedia irreversible.

Su dolor y desesperación radican en que su pequeño de cinco años no está en buenas manos—utilizó el término "locos"—y en que no comprende por qué la jueza de Familia, Niñez, Adolescencia y Violencia N°1, Natalia Giunta, quien interviene en el pleito con su expareja, “lo entregó para que lo destruyan”, a pesar de que en la Cámara Gesell se advirtió el peligro al que está expuesto el niño. En esa instancia quedó acreditado que el menor ha sido golpeado por su padrastro (también ha sido objeto de violencia psicológica) y que su madre también ha sido víctima de agresiones físicas.

Por todo esto, el hombre dice estar abrumado, ya que teme por su hijo, quien desde el 17 de diciembre de 2024 vive en Villa Mercedes con su madre y su nueva pareja, un conocido empresario ligado a las actividades fabriles.

Al profundizar en su preocupación, relató: “Mi ex, que es comerciante, ha sufrido violencia de género por parte de su nuevo compañero de vida. Por esas palizas lo denunció y, después, por conveniencia económica, retiró la denuncia”.

Ante este “cuadro de peligrosidad” para su hijo, recurrió a la Justicia y, según señaló, “pese a las pruebas y fundamentaciones presentadas, la jueza, en una audiencia realizada el 19 de febrero, se lo devolvió a la madre”.

El hombre fustigó a la magistrada al afirmar que, pese a lo que reveló la entrevista en la Cámara Gesell—procedimiento en el que “está acreditada la golpiza que sufrió”—, trató a su expareja como víctima y le entregó la custodia del niño.

“Ahora yo no puedo ir a verlo porque me pueden acusar de cualquier cosa, es decir, no tengo garantías. Hemos propuesto un régimen de visitas y aún no hay una resolución”, remarcó, y sostuvo que siente que es víctima de denegación de justicia.

“No sabemos si la jueza actúa por perspectiva de género o por otro motivo, pero la violencia está acreditada y aun así permitió que se lo lleven. En el fondo, en la Justicia están convalidando conductas tanto por irregulares como también por dilación de tiempo. Eso me preocupa y me quita el sueño”, concluyó.