Dos horas de cocción y manos mágicas, la receta del pastelito más grande del mundo
Los responsables del manjar que endulzó la semana de los merlinos contaron algunos detalles (y se guardaron otros) de cómo lograron cuatro kilos de sabor hojaldrado y tradición familiar.
La receta del pastelito más grande del mundo es un secreto que Jesi Massaglia guarda con celo profesional. Apenas accedió a decir que los ingredientes para la masa son harina, sal, agua, manteca y fécula y que el almíbar con que se baña el manjar tiene naranja. “Es uno de los tantos secretos”, relató la pastelera responsable del plato récord del fin de semana.
Massaglia y su esposo, Marcos Domínguez, decidieron en una charla informal encarar la tarea de hacer el pastelito más grande del mundo para la fecha patria, pese a que “Manjares merlinos”, la empresa que dirigen, hace unos ocho años dejó de hacer la confitura. “Ahora nos dedicamos a los alfajores, a los chocolates y a los helados”, expresó Marcos, orgulloso del logro.
El pastelito de “Manjares…” pesa 4 kilos 230 gramos y de puro hojaldre. De ancho mide 31 centímetros y de diagonal, 45.
Para Jesi, hacer el pastelito fue una vuelta a los orígenes, ya que la receta es de su abuela, una mujer que vino de La Pampa a Merlo solo con dos latas: una de dulce de batata y otra con dulce de membrillo con las que comenzó con la elaboración del pastel en el pueblo.
La transmisión de generación en generación de los dulces derivó en que Jesi se hiciera cargo de la elaboración, primero en una habitación de 8 x 4 en el fondo de la casa de sus padres y ahora -a menos de una década de que tomó las riendas del comercio- en cinco locales distribuidos en Merlo.
La primera gran decisión de Massaglia fue dejar de hacer pastelitos y churros para volcarse de lleno a los alfajores. Como le fue tan bien, solo en las fiestas patrias, y a pedido de sus clientes, regresa a las delicias de su abuela.
“Cuando nos decidimos a hacer el pastelito más grande del mundo -cuenta Marcos- nos fijamos en las redes sociales para ver qué información había. Nuestra intención fue posicionar nuestro comercio, pero fundamentalmente a Merlo como destino turístico, sentar un precedente tradicional”.
La preparación del super pastelito llevó más de dos horas en las que Jesi hizo la masa en la fábrica de chocolates que tiene al lado de la Municipalidad de Merlo y luego la trasladó para la cocción a la plaza Sobremonte, donde se desarrollaba el acto por el día patrio. “Queríamos que la elaboración fuera a la vista así todos seguían el proceso”, recordó Domínguez.
Otro de los orgullos del matrimonio es que el producto que hicieron es totalmente artesanal, bien merlino y que dejará una huella en la gastronomía de la localidad.
Pero llegar al logro no fue fácil. Como en muchas ocasiones en la gastronomía, Jesi y Marcos -padres de Emma, su creación más dulce, de solo dos años y medio- tuvieron que hacer pruebas y pruebas hasta llegar al punto exacto. De hecho, la primera versión era un pastel de seis kilos que quedó bien de sabor pero que no convenció a los pasteleros en su estética.
Cuando sintieron que estuvo listo, el pastel de dulce de membrillo que eligieron para la preparación (aunque ambos prefieren el de batata), estuvo a disposición de la gente que paseaba por el centro merlino el domingo patrio. Los que lo fueron degustando y se animaron a preguntar por la receta, obtuvieron la misma respuesta por parte de Marcos: “La magia de las manos de Jesi”.


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