Apagados por el Estado: la crisis de los Bomberos Voluntarios y la deuda de la prevención
En una hipocresía absoluta, el Gobierno se excusó frente a la lamentable situación que afronta el cuartel de La Carolina. Tristemente, se trata de un presente que se repite en otras instituciones bomberiles de la provincia. Sin recursos, lo único que mantiene el servicio es la vocación de quienes ponen su vida en riesgo.
La alarma de una realidad que pega de lleno en la provincia, se encendió luego de que Bomberos Voluntarios de La Carolina regresaron en colectivo tras extinguir un incendio. Ese hecho fue una llaga en la comunidad, que se indignó ante una situación inaceptable. Pero el drama se replica en otros cuarteles de la provincia. Falta de recursos, problemas con la movilidad y los equipos, ausencia de políticas preventivas, entre otras impericias, apagan poco a poco a las instituciones, que se sostienen puramente por la vocación de servicio de sus integrantes.
¿Qué dice el Gobierno?
Recientemente, la dirección de Prevención y Gestión de Emergencia, brindó detalles de diferentes visitas para brindar apoyo operativo a las asociaciones de Bomberos Voluntarios del territorio puntano; puro humo. Esta semana, se ejecutó una reunión entre intendentes y los entes que componen el Centro de Operaciones de Emergencia. Valeria Longo, subdirectora administrativa de Prevención y Gestión de Emergencias, dio declaraciones al respecto.
Sus palabras fueron insignificantes. Habló de visitas, recorridos y un trabajo que pasa sin pena ni gloria. En un momento mencionó sobre algunas dificultades que se advierten en distintas localidades y apuntó un supuesto abordaje al respecto. Pero lo que causó indignación es que al referirse por el drama de La Carolina, se expresó bajo una postura inentendible.
“En una visita que hicimos en diciembre del año pasado, pautamos un compromiso para que puedan adquirir una movilidad, a pesar de que no estaban regulares ante la ley“, sostuvo desligando responsabilidades.
“Debido a que no llegaron con la documentación o no pudieron cumplimentar con algo, quedaron fuera del subsidio nacional, y ahora tienen una movilidad en comodato con la Asociación de Bomberos Voluntarios de Santa Rosa. Tenemos un acta que está firmada, en diciembre, en la cual se apuntaba arreglar la movilidad. En 2023 se pagaron subsidios anuales provinciales y en 2024 también. Ellos recibieron esos dos beneficios, ya que fue una premisa del Gobierno fortalecer y acompañar a las asociaciones”, dijo.
La funcionaria mencionó que la organización de La Carolina obtuvo un subsidio anual el año pasado, que se cobró y rindió por $1.783.000. “Nosotros creíamos que ese dinero les iba a resultar suficiente para hacer la reparación de la movilidad. Pero desde su visión, los costos eran caros para arreglarla y compraron material, lo usaron para el cuartel“, declaró. Si, aunque suene a broma, a tomada de pelo, realmente pensaron que con ese dinero iban a hacer frente a las necesidades.
“La ley 0980 dice qué tiene que tener un cuartel para poder estar habilitado, es decir, operativamente. En la parte operativa tiene que tener un edificio donde uno pueda armar el cuartel, tiene que tener una movilidad y tiene que tener 10 personas para el cuerpo activo. Esos son los tres pilares fundamentales que debe tener una asociación, una ONG, para poder estar regla y como lo dice la ley”, cerró, excusándose.
La deuda en prevención, lo que calla el Gobierno
Sabido es que la provincia cuenta con diferentes características que la hacen propensa a los incendios en diferentes momentos del año. Las condiciones climáticas, la vegetación y muchas veces el factor humano, generan un combo peligroso. Es cierto que la mayor parte de las veces, el fuego se propaga por la negligencia de las personas (intencionadas o no), pero eso no quita que deban desarrollarse campañas preventivas.
Esa prevención apenas se ha visto relegada a una publicidad televisiva y algunas publicaciones en las redes sociales o la concientización cuando hay incendios. Pero nadie hace nada para evitar estas situaciones. Por ejemplo, en las orillas de las rutas suele haber abundante acumulación de malezas y cualquiera que arroje una colilla de un cigarrillo puede desatar un infierno incontrolable. ¿Se toman medidas contra estas circunstancias? Nada, absolutamente nada. Lo mismo pasa con las fogatas al aire libre, a la hora de hacer asados o cuestiones por el estilo.
En julio del año pasado se lanzó la campaña de prevención y lucha contra el fuego. Se habló de multas abultadas, de líneas telefónicas para quemas autorizadas, pero de ahí en más, nada más importante. Al día de hoy, aún hay gente que quema las hojas de los árboles en los patios de sus casas, o que quema la basura. No hay una sola iniciativa para frenar ese hecho. Que puede resultar menor, pero también puede ser el inicio de algo incontrolable. La gente no accede a ninguna propaganda, más allá de lo que ya se ha visto en la televisión o en las redes, que por alguna razón no alcanza a ser masivo, con lo cual no resulta efectivo.
La triste realidad bomberil
Aunque es cierto que hay cuarteles con un desarrollo más profundizado, que cuentan con unidades, equipos y diferentes recursos, la realidad es que -como ya lo mostró La Carolina- no todos están así.
Muchos se enfrentan al drama que de no cuentan con unidades o si poseen movilidad, se plantan ante desafíos imposibles frente a cualquier inconveniente mecánico (lógico por el uso en terreno). Todavía hay cuarteles que apenas tienen un móvil 4x4, con su respectivo deterioro. Otros tienen autobombas que están obsoletos, que apenas sirven para un desfile patrio o para un museo. ¿Se puede usar un camión de tipo urbano en un incendio forestal? Son cuestiones elementales.
Ni hablar de otros elementos. Por ejemplo, los equipos autónomos. Hay múltiples situaciones que se pueden presentar, que demandan su uso. ¿Están los cuarteles debidamente asistidos en este sentido? Lo mismo pasa con la indumentaria, no toda la ropa de Bomberos tiene la misma funcionalidad, no todo el calzado se puede usar para un mismo trabajo. ¿Están provistos? Y en el caso de lugares donde una fábrica se pueda incendiar con componentes químicos, por ejemplo, ¿Tienen las respectivas espumas? ¿Están en condiciones los equipos de comunicación? Para los incendios forestales ¿Hay suficiente cantidad de chicotes? Lamentablemente, ya ha pasado que se piden retazos de jeans para confeccionarlos. No sería de extrañar que aún hoy suceda.
Otra cuestión primordial tiene relación con las capacitaciones. Muchas asociaciones hacen malabares para poder mantener a su personal capacitado. Algunos cuarteles asisten a diferentes encuentros o contratan a Bomberos de otros lugares (como ha pasado años atrás con Bomberos de Villa María, uno de los lugares donde hay mayor desarrollo en materia bomberil) pero hoy por hoy ¿Se capacita como se debe al personal? Todo lo que saben los Bomberos es puro mérito de ellos mismos, de su propia curiosidad, de su propia experiencia frente al fuego.
Tan solo quien ha estado en medio de las llamas sabe lo que duele ese calor. Tan solo quien se ha visto "encerrado" por el viento en el campo, rodeado de fuego, sabe lo que es tirarse al suelo, hacer un pozo para respirar y taparse las orejas hasta que alguien llegue para tratar de extinguir el foco ígneo. Poco y nada se hace desde el Estado para contribuir en todos los aspectos que hacen a un correcto funcionamiento de los cuarteles. Todos se acuerdan tarde de los Bomberos Voluntarios.
Otro detalle que duele es la provisión de alimentos o insumos a los cuarteles. Cuando hay incendios, por lo general se los provee de comida, frutas, agua. Pero el resto del año, esa cuestión sale de sus propios bolsillos o del aporte de la gente, que en solidaridad se acerca a los cuarteles y les llevan paquetes de yerba, algo para comer, alguna gaseosa en verano. No faltan los que donan curitas, remedios varios. La gente de a pie sí es solidaria con los Bomberos. Nada de eso aporta el Gobierno.
Pese a quien le pese, las autoridades tienen una deuda clara con los Bomberos, por más excusas y explicaciones que den. Habrá que ver si dejan la hipocresía de lado y toman las riendas de un drama que demanda acciones e ideas, no pereza e impericia gubernamental.


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