Un veedor, un "parche": la fórmula ineficaz para solucionar conflictos en Educación
La Escuela Nº 23 "Umberto Rodríguez Saá" atraviesa una suerte de intervención luego de que la directora fuese puesta bajo la lupa por múltiples denuncias de maltrato, hostigamiento, entre otras impericias. El Gobierno, lejos de aplicar acciones efectivas, apenas suma disposiciones "cosméticas".
Por falta de ideas, por incapacidad, por incompetencia, por deshabilidad, o por intención concreta, el Gobierno no logra hacer frente a distintas problemáticas orientadas a Educación. Sueldos por el piso, docentes presionados, dramas en las aulas, profundos inconvenientes con la comida del PANE, son solo algunas de las dificultades diarias irresueltas. Pero entre las complicaciones, resalta lo que ocurre con la Escuela Nº 23 "Umberto Rodríguez Saá", que luego de múltiples quejas que apuntaban a la directora (por distintos conflictos), ahora dispusieron un "veedor". ¿Solución a la crisis? o ¿una acción "para la tribuna"?
Para recordar, madres, padres y docentes de la institución, vienen advirtiendo desde el año pasado por las actitudes de la máxima autoridad del establecimiento. Aseguran que no pocos profesionales que se desempeñan en el colegio tuvieron que recurrir a la asistencia psicológica para poder hacer frente a los brutales hostigamientos que vivían a diario.
De hecho, no solo los adultos fueron víctimas de esta cuestión. Aseguran que los alumnos también, especialmente aquellos a los que "se les cruzaba" y los llevaba a límites impensados de hartazgo. Al menos así consta en el relato de quienes, cansados del escenario, recurrieron a hacer pública la situación. .
Ni hablar de la problemática del PANE, donde a pesar de las advertencias de los tutores que señalaban el mal estado de la comida, la directora "obligaba" a los estudiantes a comer "sí o sí".
De todas las notas enviadas al Ministerio de Educación, recién ahora avizoraron una "respuesta". Pero la realidad, es que las soluciones reales se diluyen entre la inactividad, la apatía y la inercia de la gestión.
Un veedor ¿y después qué?
Recientemente, el ministro de Educación, Guillermo Araujo, manifestó en declaraciones a Megacable que se resolvió una medida puntual. "Se busca que los chicos no se vean afectados en el funcionamiento de la escuela. Además de tener una reunión con padres, docentes, equipo directivo, se ha establecido el rol del veedor, así como hemos hecho en varias escuelas", aseguró.
Según Araujo, el veedor ha estado presente en el establecimiento durante varios días observando la situación y remarcó que, por lo pronto, hay una directora provisora, con el objetivo de "ver de cerca el día a día y el desempeño de la comunidad". Todo para "corregir lo que haya que corregir".
Al ser consultado por la destitución de la directora cuestionada, apuntó que para eso "hay un proceso establecido por estatuto" y que habrá que verificar cuáles son las irregularidades.
Ahora bien, la realidad es que la medida dispuesta -lisa y llanamente- no sirve de nada. Designan un veedor pero no se resuelve absolutamente nada. La prueba más fiel es lo que ocurrió cuando designaron a Francisco Guiñazú como veedor de la Escuela Nº 24 "Pancha Hernández".
¿Se trataron informes? ¿Se concretaron investigaciones? ¿Cuáles fueron los resultados? ¿Se sanearon los problemas? ¿O solo fue una disposición "cosmética" para "calmar las aguas"?
Por ahora todo indica que el despliegue del Gobierno frente a los conflictos escolares se escapa como agua entre los dedos. Habrá que ver "la efectividad" de los veedores sin veredictos. La realidad habla por sí misma, puras decisiones insustanciales que solo sirven para decir: "Miren, estamos gestionando".


Más Noticias