La Toma: se jubiló María del Carmen De Biasio tras 33 años como docente
Fue alumna, hija de docente y luego maestra durante tres décadas. La Escuela 114 de La Toma la despidió con música, aplausos y un emotivo acto rodeada de afecto y gratitud.
Este jueves por la tarde, la Escuela N°114 “Dr. Ricardo Gutiérrez”, de la localidad de La Toma, vivió una jornada cargada de emoción y gratitud. María del Carmen De Biasio se jubiló luego de 33 años de servicio como maestra de nivel inicial, en una institución que fue mucho más que su lugar de trabajo: allí fue alumna, enseñó su madre, y también pasaron por sus aulas sus hijos y nietos.
El último día no pasó desapercibido. Fiel a su estilo alegre y entusiasta, la jornada comenzó con una bienvenida inolvidable. A la entrada la esperaban sus alumnos con un globo en mano, y sus colegas del turno tarde la recibieron con música, vinchas y una banda festiva que marcó el clima de celebración. Todo el personal la aplaudió al ingresar a la escuela donde forjó su historia personal y profesional.
“Es una maestra que deja huella. En sus palabras, en su manera de enseñar, en el cariño que transmite”, comentó una de sus compañeras, visiblemente conmovida. Minutos antes del final del turno, se realizó un acto íntimo pero profundamente emotivo. María del Carmen bajó la bandera junto a otras docentes, en un gesto cargado de simbolismo. Estuvo acompañada por su familia, que fue testigo del reconocimiento de toda la comunidad educativa.
En sus palabras de despedida, la maestra agradeció a sus colegas, directivos, alumnos y familias por tantos años compartidos. “La escuela fue siempre mi segunda casa. Me llevo en el corazón a cada uno de ustedes”, expresó entre aplausos.
Al salir, los niños formaron un cordón en la galería y ella lo recorrió con lágrimas, sonrisas y abrazos. Así se fue María del Carmen De Biasio: por la misma puerta por la que entró tantas veces, pero esta vez con el reconocimiento que solo se gana con una vida dedicada a educar.
Tarea cumplida. Y una historia que quedará por siempre en las paredes y en el corazón de La Toma.


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