Cierra Start: la cadena de electrodomésticos baja la persiana en sus 30 locales
La empresa, que nació en 2021 y llegó a 9 provincias con más de 300 empleados, cerró todas sus tiendas físicas por la caída del consumo y la falta de productos.
La crisis del consumo volvió a golpear de lleno al sector tecnológico y de electrodomésticos en Argentina. La cadena Start, que nació en 2021 con grandes expectativas de expansión, cerró definitivamente sus 30 locales distribuidos en 9 provincias, dejando sin trabajo a más de 200 empleados.
El final se precipitó el pasado 6 de agosto, cuando la empresa decidió bajar las persianas en todas sus sucursales. La medida se tomó tras meses de dificultades: la llegada de mercadería era cada vez más escasa, las principales marcas dejaron de venderles productos y los trabajadores ya no podían ofrecer artículos clave como celulares o televisores. Frente a este panorama, los dueños optaron por abandonar la presencia física y continuar solamente con las ventas online.
Fundada por Nicolás Osta y Esteban Isorna, del grupo Omni Group, Start abrió su primer local en septiembre de 2021 en Cabildo y Juramento. Con una propuesta orientada a tecnología premium, la marca logró instalarse rápidamente en ciudades como Rosario, Bahía Blanca, Mar del Plata, Mendoza, San Juan, Salta, Misiones, Córdoba y el AMBA. Su catálogo incluía televisores, consolas, notebooks, celulares, tablets y componentes de PC, y con el tiempo sumó heladeras, lavarropas y aires acondicionados de alta gama.
Incluso en medio de un contexto adverso, la compañía apostó a crecer: en diciembre de 2024 inauguró dos locales con una inversión de 235 millones de pesos, uno en Caballito y otro en Salta. Apenas ocho meses después, todas sus tiendas quedaron cerradas.
El caso de Start se suma a la delicada situación que atraviesan otras cadenas históricas del sector. Garbarino y Compumundo, en concurso preventivo, se encuentran actualmente en venta bajo orden judicial, con la amenaza de quiebra si no aparecen oferentes.
El cierre de Start confirma la magnitud de la crisis en el rubro tecnológico y deja en evidencia la dificultad de sostener proyectos de expansión en un mercado marcado por la caída del consumo, la inflación y la incertidumbre económica.


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