Bostezos, galletitas de almuerzo y enojo por un video publicado por El Diario
En el Congreso de Comunicación Digital se vieron escenas disruptivas: funcionarios que tomaron el hotel como all inclusive, estudiantes con almuerzo restringido y un disertante dormido en la primera fila.
En la era de las comunicaciones, los funcionarios de la Secretaría gubernamental destinada a ese rubro no pudieron medir lo rápido que viajan las noticias. La publicación en el perfil de Instagram de El Diario de la República de un video en donde se ve a un miembro del Congreso de Comunicación –posiblemente un disertante- dormido en la primera fila llegó rápidamente a los teléfonos de los organizadores.
A partir de ese preciso momento, una caza de brujas oculta comenzó contra los oyentes en las charlas. Los colaboradores de la Caja de los Trebejos –bajo órdenes de Diego Masci, secretario de comunicaciones y cara visible del encuentro- recibieron la misión de detectar quién había estado sentado en el sitio desde donde presumiblemente se filmó el esclarecedor video.
Hay un detalle difícil de soslayar: la enorme cantidad de dinero –que no fue informada por el Gobierno Provincial- que se destinó a un encuentro que no tuvo, ni por asomo, la convocatoria esperada. En eso se centró la mayoría de los comentarios de los usuarios de redes sociales cuando se difundió el video. Ya el jueves a la noche muchos habían detectado en una placa subida al Instagram del Gobierno Provincial que el equipo de comunicación oficial había escrito “Semptiembre”, posiblemente con el fin de zanjar una vieja discusión linguística sobre si es correcto escribir “Setiembre” o “Septiembre”. Porque si se trata de innovar con la comunicación, este gobierno parece hecho para eso.
Puede que alguno de los comentarios de los asistentes sobre lo poco útil que resultaron las charlas o lo tediosa que se tornó la mañana en Potrero de los Funes hayan estado teñidas de una expectativa que no se alcanzó. Pero lo cierto es que el nivel de profesionales convocado (con algunos periodistas puntanos entre ellos) no estuvieron al nivel de un congreso de mediano prestigio.
En ese punto, algunas críticas recayeron sobre la exposición del magister Gabriel Novillo Rangone no por lo desacertado de su propuesta sino por lo poco útil para el desarrollo de las profesiones relacionadas a la comunicación. También pasaron por el Congreso Pablo Oro con una clase tan confusa como su título (“Quién regulariza la circulación tangible de la información”) y Adriana Gurlino, quien expuso sobre la crisis de los medios, a todas luces su especialidad desde que tomó la dirección del vacío streaming de San Luis Más. La sensación de que algunos expositores estarían más cómodos sentados entre el público, como oyentes, flotó de inmediato.
Entre el público, las diferencias fueron notables. Por un lado se vieron funcionarios del Gobierno Provincial que convirtieron el hotel Potrero de los Funes en un all inclusive, con una gran cantidad de habitaciones a su nombre; y por el otro a los esforzados estudiantes de comunicación, que aprovecharon el parate del mediodía para caminar varios kilómetros hasta el primer kiosco, bajo el sol primaveral de Potrero, a comprarse un paquete de galletitas para el almuerzo.
Entre la porción privilegiada de oyentes estaba Facundo Santarone, sentado en primera fila. El distribuidor de los fondos del estado provincial jugueteó con su teléfono durante gran parte de las charlas y, como muchos de los asistentes, buscaba posturas cómodas en la butaca ante el invasor aburrimiento. En un momento, presumiblemente después de chequear el video con el asistente dormido, le dedicó una mirada entre furiosa y compasiva a Masci, amigo y compañero de negociados: “¿En esto gastamos la plata, Dieguito?”, pareció preguntarle.


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