Caso Ortiz: a casi un mes de su desaparición, no hay rastros

A esta altura lo único que sostiene a los padres y a los nueve hermanos de Abel Ortiz es la esperanza de que, aunque le haya pasado algo malo, él todavía esté con vida. A la vez es eso, justamente, lo que los angustia. Les quita el sueño el hecho de que a 28 días de su desaparición, los investigadores no puedan decirles dónde está o, al menos, qué le pasó al hombre de 30 años.
Faltaban 15 minutos para las nueve de la noche, el 16 de setiembre, cuando Abel les dijo a Marcela, su hermana, y Gustavo, su cuñado, que iba al gimnasio que está ahí, en el complejo La Ribera, y después “a ver a la Ale (su ex)”. Como su hermana ya estaba avisada de que iría hasta lo de la otra mujer, en el barrio Eva Perón I de Villa Mercedes, no se preocupó cuando el hombre no regresó a su casa esa noche y tampoco al día siguiente. “Él hacía como dos meses que vivía con nosotros porque se había separado. Pero aún así seguía en contacto con ella”, relató.
La preocupación empezó a atravesar a los parientes el jueves: Abel no atendía el teléfono. Al otro día Gustavo fue, entonces, hasta el domicilio de Alejandra Espinosa, la ex de su cuñado. “Me dijo que ese martes, a la noche, Abel había estado en su casa un rato, pero que después lo acercó hasta lo de unos amigos de él, los Marini", contó. Cuando Gustavo fue hasta lo de esos chicos y habló con ellos, le dijeron que hacía como dos años que no veían a su amigo. Ese sábado, sin otra mejor alternativa, Marcela y su esposo denunciaron la desaparición.
Desde un primer momento, el juez Contravencional y Correccional, Santiago Ortiz, fue cauto y dijo que manejan distintas líneas investigativas y que, por lo tanto, no descartan ninguna hipótesis.
Pero para la familia no hay que buscar mucho. La responsable estuvo ante sus ojos todo el tiempo. Según los familiares, Espinosa le hizo algo al hombre con el que convivió más de siete años. Están seguros de eso porque durante ese tiempo "ella ejerció violencia sobre él. Hubo varios episodios en los que mi hermano llegaba a lo de mi vieja golpeado. Otra vez ella (la ex) le echó ácido en un ojo y casi lo pierde. Él perdió los amigos que tenía. No tenía vida social, la mujer lo alejaba de todos", comprendió Patricia, otra de sus hermanas.
Aunque la Policía rastrilló en y fuera de la ciudad, allanó dos veces el domicilio de Alejandra, la de una amiga de ella y hasta la de una ex pareja y secuestró varios teléfonos y dos autos, nada parece indicar un camino.