Fue su segundo arribo a la provincia desde las islas, aunque en realidad fue el primero como realmente se merecían. Hace 32 años volvieron con sus vidas transformadas por la guerra, en la que participaron defendiendo a la Patria; pero ese regreso fue por la puerta de atrás, en silencio, casi ocultos, acusados vaya a saber de qué y con su vida transformada para siempre.
Ayer, el regreso fue el que los consagró como nuestros auténticos héroes: el primer grupo de 20 veteranos que regresó a las Islas Malvinas volvió a la provincia para reencontrarse con sus familias, sus afectos, y el pueblo en las calles, que ahora sí, más de tres décadas después, los recibió con banderas celestes y blancas, lágrimas en los ojos y todos los honores.
Algunos pudieron cerrar historias, otros reencontrarse internamente con el viento y el frío malvinense que tres décadas después volvió a sacudir sus vidas, a marcarlos a fuego, pero desde otra perspectiva. Recuerdos en la memoria que se materializaron en cada lugar que visitaron, lágrimas que sólo cada uno de ellos pudo entender, sensaciones fuertes, de esas que no cualquiera puede soportar; por eso también son únicos quienes pisaron durante una semana ese suelo argentino que está a sólo una hora veinte de vuelo desde Río Gallegos, Santa Cruz.
Minutos después de las 18 el colectivo que traía a la veintena de ex combatientes tuvo su primera sorpresa. Al llegar al acceso de Justo Daract fueron recibidos por unas doscientas personas que los esperaron en la ruta con banderas y una gran caravana que los acompañó hasta avenida Circunvalación y Jorge Newbery, donde los aguardaba otra sorpresa. Eran las 18:35 cuando bajaron del colectivo de larga distancia que habían abordado en Aeroparque y subieron a una unidad sin techo con banderas y globos con los colores de Argentina. Allí empezaría el recorrido triunfal que los llevaría al corazón de Villa Mercedes.
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