"Hemos insistido mucho y ver el sitio restaurado es un orgullo"

Después de los veinte años en donde la provincia intentó solucionar la desertificación de las Lagunas de Guanacache, recién el año pasado comenzó la construcción de dos azudes para mejorar la biodiversidad de la zona. Guillermo Aguado, ingeniero, y durante muchos años funcionario del Gobierno en distintas dependencias, fue testigo de las dos décadas de lucha y compartió con El Diario su experiencia y conocimiento.
-¿Por qué se produce la sequía?
-Hay dos cuestiones, una es un problema interno del río y otro es un problema externo. El de afuera es que San Juan y Mendoza han hecho un aprovechamiento excesivo del agua para los cultivos, para la población, o para lo que fuera, entonces cortaron el agua del río. A eso se le sumó los emprendimientos mineros de Pascua Lama, de San Juan, que también usaban agua, entonces disminuyó el caudal. Y la otra parte es que el río, que era una llanura, un río pando, por la misma erosión del agua se empezó a hacer una barranca y profundizar. Y esa barranca se metió adentro de la laguna y la empezó a vaciar.
Si así como estaba el río nosotros le pedíamos a San Juan y Mendoza que largaran agua, no nos servía de nada, porque el agua iba a pasar de largo, porque se había hecho un canal. Para regenerar lo que había en antaño había que hacer estos azudes.
-¿Por qué pasaron tantos años hasta que se pudo concretar la obra?
-La cuenca hidrográfica la componen tres provincias, Mendoza, San Juan y San Luis. El problema es que Mendoza y San Juan siempre han sido muy celosos del agua, entonces cualquier obra que se hiciera sobre el río Desaguadero ellos tenían la duda que después se vieran obligados a largar agua para mantener el río, que es un agua que ya no usarían porque es un desagüe para ellos, para que lo pudiéramos usar nosotros.
-¿Por qué no se avanzaba a pesar de la cantidad de convenios firmados entre las provincias?
-Desde el año 1992 que se viene con esto. Primero teníamos que saber qué se iba a hacer, y después la decisión política de encararlo.
Desde el 2007 fueron viajes permanentes a Mendoza, San Juan y La Pampa siguiendo el trámite. Y aparte ayudó que en estos últimos años empezó a tener más importancia el problema ambiental, se empezó a hablar de medio ambiente, de combatir la desertificación, de los humedales, la biodiversidad. Hace veinte años no estaba tan impuesto. Cualquier problema que hubiera, nadie se iba a poner en contra del medio ambiente.
Además Mendoza cada paso que dio, lo dio con mucho miedo, porque ellos ya tenían un juicio con La Pampa por el Río Atuel, que perdieron.
-¿No intervinieron de la organización Ramsar?
-Hubo poca intervención, porque debía hacerse a través de la Nación. Además, es una organización que tiene a sede en Suiza. Se usó la terminología, pero no hubo mucha intervención. No nos pusieron trabas de la Nación, en lo más mínimo, pero como que no le dieron mucha importancia a que sea Ramsar.
-¿Hay en el país alguna construcción parecida?
-Es lo primero que se hace en un sitio Ramsar declarado y es la primera obra donde no se va a sacar más provecho que ambiental. No es una obra para riego, es la primera que se hace con un fin ambiental.
-¿Se iban a construir seis azudes, se planea construir los otros cuatro?
-Está la idea de seguir para arriba. Arrancamos con estos que fueron los más fáciles de ubicar, porque se acogotaba en ese lugar el río y era más fácil cerrar. La ubicación depende de poder hacer un tapón lo más chico posible. Entonces lo ideal es donde se hace un embudo.  Eso empieza a juntar agua.
-¿Cuál es la reflexión ahora, con el sitio recuperado?
-No lo pudo creer, lo que hemos trabajado con esto… jamás hubiera pensado que se iba a llenar con las lluvias. Para mí iba a tardar entre 3 y 4 años en juntar agua, y ahora sólo le falta un metro para rebasar. Es algo personal, algo interno que siento, porque hemos peleado mucho por esto.