Toda una vida en el "Soberano": se jubiló una docente tras 40 años de servicio y vocación
Se trata de Norma Tula, una querida profesora del Colegio Nº 3 "Manuel Belgrano". En un encuentro lleno de emociones, cumplió con su última jornada laboral.
Caminar los pasillos de la escuela, sentir esa fragancia inigualable que abunda en las instituciones educativas, entrar a los cursos en medio del murmullo de decenas de alumnos, conocer cada historia de vida, comprometerse con el progreso de los estudiantes, motivar a la juventud con iniciativas superadoras, dejar las huellas necesarias para formar mejores ciudadanos y trabajar horas y horas "en casa" para preparar cada clase. Ese fue el abordaje de Norma Tula, docente de La Toma, a lo largo de 40 años de servicio.
Cientos de personas saben de estas cualidades, tanto aquellos que fueron sus alumnos en la Escuela 114 (como quien escribe esta nota), al igual que quienes tuvieron la suerte de ser sus contemporáneos en su labor en el Colegio Nº 3 "Manuel Belgrano". Todos pueden dar fe de su trayectoria intachable, humana y empática.
Recientemente, cumplió con su última jornada laboral en el "Soberano", como conocen los tomenses al colegio ubicado en la avenida Belgrano. Profesores, personal no docente, estudiantes y directivos la homenajearon con un día inolvidable. Le entregaron presentes, la llenaron de abrazos, grabaron en su corazón vivencias infinitas y le agradecieron por su enorme contribución.
Tras un desayuno de trabajo y una reunión desarrollada en el SUM del establecimiento, compartieron instancias memorables. No faltaron los festejos, el tradicional recorrido por el pasillo del colegio, las fotos y tantas otras circunstancias llenas de emoción, alegría y, por qué no, también nostalgia.
Tula comenzó a trabajar en 1986, en la entonces "Barraca", donde funcionaba el colegio cuando aún no tenía edificio propio. Después de cuatro décadas en las que dictó las materias de Lengua y Geografía, llegó a su jubilación.
"Este trabajo, si no se hace con vocación, no sirve. Cuando se hace por vocación es cuando uno se compromete con lo que hace. En medio de esa dedicación en nuestro rol de enseñar, nos encontramos con un montón de ojitos que nos están mirando y no sabemos qué están pasando. Si no nos involucramos, no sirve. Si no nos acercamos al alumno, la enseñanza es muy difícil", expresó Tula durante el agasajo.
"Tengo el corazón lleno de emociones. Mi familia sabe qué es este colegio para mí y qué seguirá siendo. Tengo que retirarme, pero para mí seguirá siendo muy importante", agregó. Cabe remarcar que Tula cursó sus estudios secundarios en la institución, motivo por el cual el sentido de pertenencia no solo está anclado, sino que corre por sus venas.
Las aulas la van a extrañar, indudablemente. Pero su huella, absolutamente presente, seguirá siendo faro para alumnos y colegas. Porque la gente buena, inspira.
Con información del Colegio Nº 3 Manuel Belgrano/Redacción.
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