“Traigo el saludo de Pascuas. Vengo a transmitir el cariño y la bendición del Papa a toda la población de San Luis”, dijo esta tarde el nuncio apostólico Emil Paul Tscherrig a El Diario de la República en el aeropuerto capitalino, al que arribó invitado por el obispo para participar de las actividades por los ochenta años de la Diócesis de San Luis que se celebrarán el viernes en la Iglesia Catedral.
El sábado a las 11, en la Iglesia Catedral, monseñor Tscherrig presidirá la misa por los 80 años de la Diócesis.
A las 15:26 el embajador del Vaticano pisó por primera vez suelo puntano. Su desembarco puso punto final a trece minutos de silencio de la banda de la Policía, de leves murmullos entre funcionarios y de cámaras de fotos de laicos y reporteros gráficos apuntadas al vuelo comercial de la empresa Austral. Bajó luego de que descendiera toda la tripulación y la senadora nacional, Liliana Negre de Alonso, otra de las promotoras de su venida.
Más de un centenar de vehículos oficiales y particulares daban cuenta de la expectativa que generó la visita del monseñor de 67 años, que nació en Suiza y que desde enero de 2012 es el representante de la Santa Sede en Argentina. Ni siquiera equipos de fútbol populares como Independiente y San Lorenzo habían movilizado tanta gente, aseguró personal del aeropuerto.
De inmediato recibió los saludos del gobernador, Claudio Poggi; su mujer, Sandra Correa; el intendente, Enrique Ponce, el obispo Pedro Martínez; el vicario general de la Diócesis, Fernando Spalla; y el cura Juan Carlos Molina, titular del Sedronar. Junto a esa comitiva se trasladó hacia la playa norte, donde se hizo la recepción protocolar, lo declararon huésped de honor y le entregaron las llaves de la ciudad.
Mientras la banda recuperaba su protagonismo empezó el desfile de los saludos protocolares al nuncio. Así pasaron los presidentes de ambas cámaras legislativas, los ministros del Gobierno, los secretarios del Municipio y finalmente cinco pequeños del jardín de infantes “Nuestra Señora de Luján”, que le entregaron una ofrenda floral junto con una maestra y una monja. "Bienvenido a la provincia", le dijeron los chicos con ternura y timidez.
De impecable traje negro y con la camisa clásica de los sacerdotes, el embajador del Vaticano dejó airoso a los demás funcionarios que estaban al final de la alfombra roja y salió por uno de los laterales rumbo al Citroen C4 gris polarizado que lo esperaba para trasladarlo hasta la residencia del obispo, tras su negativa de hospedarse en un hotel. Pese a la celosa custodia que lo llevaba hasta el vehículo, Tscherrig no tuvo problemas en tomarse su tiempo para dar la bendición, saludar y hasta sacarse fotos con el puñado de fieles que no quisieron perderse el desembarco del sexto nuncio que visita la provincia.
“Para mí es un gusto poder visitar por primera vez San Luis, es un gusto y un placer poder descubrir algo más de su patria”, dijo con tono sereno, pero en un dificultoso castellano, quien también se prestó gentilmente a hablar con los medios locales, otra actividad fuera del protocolo.
Los cuatro días que permanecerá aquí serán intensos. Su agenda incluye visitas a Juana Koslay, El Volcán, Villa de la Quebrada, El Suyuque y Villa Mercedes. "La expectativa es encontrar mucha gente para poder transmitir el cariño y el saludo del Papa. Ese es un privilegio que tiene el nuncio", reconoció y admitió que su misión "es marcar la cercanía y el amor que tiene el Santo Padre con cada uno de nosotros y de las personas que viven en esta provincia, sobre todo a los enfermos, a los que se sienten abandonados, a los jóvenes".
Una de las actividades programadas será el encuentro con los jóvenes en la capital de la fe, Villa de la Quebrada, mañana a la noche, en la víspera a la canonización de los papas Juan Pablo II y Juan XXIII. "La beatificación de dos grandes papas tiene gran importancia porque cerrará la octava de Pascuas de Resurrección", manifestó y reveló el especial significado personal que tendrá el acontecimiento del domingo en Roma. "Para mí es muy particular porque durante once años pude viajar con Juan Pablo II. Yo le preparé los viajes internacionales. He tenido la oportunidad de hacer junto a él más de cuarenta y cinco viajes internacionales y ahora será canonizado", expresó con un dejo de nostalgia antes de dar una nueva bendición, esta vez para los medios.


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