En busca de regular las fiestas privadas, el Concejo Deliberante de Merlo comenzó a trabajar sobre un proyecto de ordenanza que propone llenar un vacío legal que actualmente “permite” ofrecer cualquier tipo de encuentro cerrado, sin importar la venta de entradas o bebidas alcohólicas. Quedarán excluidos de la norma las reuniones familiares y los espectáculos realizados en clubes, sociedades de fomento, salones y locales de esparcimiento que cuenten con la debida autorización municipal.
A partir de este documento, que la semana que viene será tratado en comisión, quienes quieran organizar una reunión privada primero deberán cumplir una serie de requisitos frente a la Dirección de Bromatología e Ingresos Públicos de la villa. En caso contrario, podrán clausurarlo y el propietario del inmueble y el responsable de la fiesta tendrán que pagar una multa que evaluará el Juzgado de Faltas según la ubicación y dimensiones del predio, la cantidad de personas, las molestias generados en la zona, el cobro de una entrada, la venta de bebidas y alimentos, la presencia y consumo de alcohol por parte de menores y los ruidos molestos más allá de los niveles permitidos.
La concejal de Compromiso Federal, Viviana Morán explicó que la idea es aportar soluciones reales a los problemas que acusan los vecinos, de manera de garantizar y mejorar la tranquilidad y la calidad de vida tan difundida por todo el país.
“Esto surgió por el vacío legal que tenemos en estas situaciones, y también por el comentario de mucha gente de Piedra Blanca y el Parque Los Nogales, principalmente, quienes reclamaban por los desmanes que hacían los que asistían a esos eventos, además de los ruidos molestos. Y la realidad es que en Merlo cada vez se hacen más fiestas privadas donde cobran entradas y venden alcohol”, indicó la edil del PJ.
Más allá de los reclamos de las familias que viven cerca de las casas o quintas donde realizan estos encuentros, hoy por hoy una puerta cerrada vale más que mil palabras, ya que no hay una normativa que las regule y alcance al organizador que muchas veces saca un lucro al terminar la noche. Ante esta falencia, el bloque espera definir (y mejorar, si es necesario) lo más rápido posible la aprobación del plan.
“Además hablamos de casos donde hay una ganancia económica personal. Es decir, no nos referimos a los cumpleaños, a los casamientos o a los bautismos, donde no se cobra entrada y puede ir cualquiera. En estas circunstancias, Bromatología se ve impedido de hacer controles, y los inspectores tampoco pueden hacer mucho, porque es una fiesta privada, que no afectaría lo público. Pero sabemos que no es así”, explicó Morán, quien señaló al "Oasis de la Montaña" como uno de los principales bares que justifica la implementación de la ordenanza. "Pudimos comprobar varias veces que venden las entradas y hay alcohol. Pero no podemos entrar porque es como una casa privada, una quinta", agregó la edil.


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