Antes del mediodía, ya estaban alistaditos. Ellos con sus impecables camisas y sweaters y ellas con sus pañoletas y mocasines de corderoy. No es para menos, esperaron todo el año por este día y con el sábado, por fin, había llegado el momento. Más de 100 abuelos de casi todos los geriátricos de la ciudad, abandonaron los asilos, le dijeron adiós a la rutina por un buen rato y se juntaron a recordar viejos tiempos. Con banda en vivo y todo, compartieron un buen asado a las brasas.
El ya tradicional “Encuentro Amigos de la Tercera Edad” fue, como desde hace tres años, en el salón del Rincón San Francisco. Según explicó Mirtha Curchod, la jefa del programa Adultos Mayores, aunque siempre pensaron esta jornada para épocas calurosas, esta vez decidieron adelantarla.
Por la mesa no había que preocuparse. Hugo Daniele, uno de los precursores del encuentro, colaboró con los platillos principales. El hombre de campo donó una vaquillona de más de 200 kilos.
"Empezamos casi a las diez a poner la carne en el asador. Asamos más de 70 kilos", comentó uno de los cocineros, un hombre que se ofreció sin interés a hacer esa tarea. Otros de los "chefs" designados no quiso quedarse atrás y agregó orgulloso y con una sonrisa: "Nosotros acá, con la ayuda de las señoras, freímos trescientas sesenta empanadas".
El resto del menú lo completaron con ensalada criolla y un postre helado: una cassata de dulce de leche y crema americana, cubierta con chocolate.
Con la comida encarrilada, los organizadores echaron a rodar los dos micros, destinados a buscar a los invitados. "De las catorce residencias que hay pudieron venir diez, porque el resto tenía otros compromisos", aclaró Gustavo Audicio, el subsecretario de Desarrollo Social. "En la ciudad hay alrededor de 170 abuelitos, somos conscientes de que nunca podemos reunirlos a todos, porque algunos son muy grandes", comentó Curchod. Pese a todo, 117 residentes llegaron hasta el salón de "Rincón San Francisco".
A las 13 y con todos los comensales en la mesa, arrancó el agasajo.
Ya para la hora del postre, algunos invitados decidieron abandonar su silla y mover un poco el cuerpo al ritmo de la banda "Amigos de la Música".
"Nos quedamos hasta pasadas las cuatro de la tarde. Después los colectivos pasaron a buscar a los ancianitos, para que ya a las siete estuvieran en su residencia", expresó la subsecretaria.
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