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Cassius Clay, la leyenda

Por redacción
| 03 de mayo de 2014

El 28 de abril de 1967, en Estados Unidos, Cassius Marcellus Clay, convertido al islamismo, se negó a ser reclutado para la Guerra de Vietnam y por ello le retiraron su título mundial de boxeo.
Este hecho conmovió a la historia de los derechos humanos y también al mundo del boxeo, porque era uno de los más grandes boxeadores, de peso completo, de la historia. Se destacaba como un bailarín en el ring, con un estilo espectacular, una pegada extraordinaria e inteligencia.
Le ganó a Sonny Liston el título del mundo. Liston parecía invencible, era un afroamericano enorme a quien en la cárcel le habían llamado Sonny. Nadie pagaba un peso por Cassius Clay y Sonny Liston no quería darle pelea. Inclusive alguna vez lo provocó desde el ring side, para que le diera la oportunidad. En el sexto round, Sonny Liston no quiso saber más nada y Clay ganó la pelea. Nadie podía creer que hubiera ganado.
Él había sido campeón olímpico y luego entró al boxeo profesional con varios triunfos, aunque todos le decían: “No está preparado, Sonny Liston es invencible”. Se dice que en el quinto round, Liston le puso algo en el ojo, con el guante, que lo irritó. Hubo toda una leyenda, pero lo cierto es que él bailoteó y ganó. Hubo luego una segunda pelea que ganó por nocaut Cassius Clay.
Clay hacía coplas, como si fueran los “aro- aro” de nuestro folclore, sobre en qué round ganaría y cómo actuaría. A veces prometía ganar con la velocidad y la picardía de una avispa, y alguna vez acertó. Estas actitudes generaron un mito y se empezó a hablar de él como payaso, “bocaza”. Así nacieron admiradores y detractores.
Tiempo después se convirtió al Islam y cambió su nombre por el de Muhammad Ali, lo que generó bulla en todo el mundo intelectual, que en ese momento estaba conmovido por el poder negro, el “black power”, Malcom X y la rebelión que llegaba de Mississippi. Clay adoptó una posición muy rígida, se convirtió en una persona muy seria, abrazó la religión islámica y se cambió el nombre. Le irritaba mucho cuando lo llamaban Cassius Clay y no Muhammad Ali. En Estados Unidos existe el derecho a adoptar el nombre que uno quiere, cuando quiere; se ejerce la idea de que el nombre es un derecho, no como acá, que es un deber.
Con esta nueva personalidad, pasó a ser casi un pastor. Cuando lo convocaron a la Guerra de Vietnam, se presentó y dijo que no iría porque su religión se lo prohibía. Soportó el juicio, lo condenaron, fue a la cárcel y perdió el título del mundo. Nadie practicó la excusa de que por razones religiosas o de principios, podía no ir a la guerra, sino que lo mandaron preso.
Soportó la cárcel y cuando salió, volvió al boxeo. El campeón en ese momento era George Foreman, un gigante, mucho más boxeador que Liston, extraordinario. La pelea la organizó Don King, que hizo así su primera pelea de magnitud. El costo era de 10 millones de dólares. El Zaire fue el país que aceptó y puso el dinero. Se hizo en un estadio abierto y fue la primera pelea que se transmitió por circuito cerrado de televisión al mundo.
Todos suponían que Clay no podría ganarle a Foreman. En el primer round bailoteó un poco e incitó al público para que lo coreara. Al tener postura a favor del “poder negro” y del Islam, resultaba Clay mucho más simpático que el yanqui Foreman, pese a que los dos eran afroamericanos. La gente empezó a darle ánimo y él usó una técnica que nadie pensaba que podía prosperar: se acostaba sobre las cuerdas y se dejaba golpear. Aguantó como pudo sobre las cuerdas varios rounds, hasta que en el sexto hizo un contragolpe feroz y noqueó a Foreman. Así se volvió a convertir en campeón del mundo. Esa pelea es una de las leyendas en la historia del boxeo y su protagonista fue el gran Cassius Marcellus Clay, después llamado y como corresponde hoy reconocerlo, el gran Muhammad Ali.
Sobre él se han hecho películas y fue quien abrió los Juegos Olímpicos en Estados Unidos al encender la llama votiva. Un grande del boxeo, su hija también lo practica.
Debe reconocerse como el más grande boxeador de toda la historia, porque es una leyenda y por el colorido que tiene su historia.

 


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