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El nacimiento del Estado nación

Por redacción
| 23 de agosto de 2014

Después de 30 años, llegó la paz a Westfalia en 1648. El término de Paz de Westfalia se refiere a los dos Tratados de Paz de Osnabrück y Münster, firmados el 15 de mayo y 24 de octubre de 1648, respectivamente, este último en la Sala de la Paz del Ayuntamiento de Münster, en la región histórica de Westfalia, por los cuales finalizó la Guerra de los Treinta Años en Alemania y la Guerra de los Ochenta Años entre España y los Países Bajos. 
En estos tratados participaron el emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico (Fernando III de Habsburgo), los reinos de España, Francia y Suecia, las Provincias Unidas y sus respectivos aliados entre los príncipes del Sacro Imperio Romano-Germánico.
La Paz de Westfalia dio lugar al primer congreso diplomático moderno e inició un nuevo orden en Europa central, basado en el concepto de soberanía nacional. Varios historiadores asignan una importancia capital a este acto, pues en Westfalia se estableció el principio de que la integridad territorial es el fundamento de la existencia de los Estados, frente a la concepción feudal de que territorios y pueblos constituían un patrimonio hereditario. Por esta razón, marcó el nacimiento del Estado nación.
Hasta la instauración de la Confederación del Rin en 1806, las reglas de Westfalia pasaron a formar parte de las leyes constitucionales del Sacro Imperio Romano. Las garantías del Tratado fueron asumidas por los países fronterizos con el Sacro Imperio: Francia y Suecia. Sin su autorización no podía cambiarse ninguna disposición. Así, los alemanes, que vivían en más de 300 Estados independientes, sólo podían fusionarse con otro Estado si contaban con la aprobación de Suecia y Francia.
La de Westfalia es el nacimiento por un acuerdo, se convierte en un tratado internacional multilateral.
Y ese Tratado son los cimientos, las bases más fuertes del Estado nación, porque define un tema fundamental en ese momento, que es una suerte de libertad religiosa. Acuerdan la libertad  religiosa, pero de una manera muy especial.
Los demás respetamos la religión del otro Estado y la religión del otro Estado es la religión del príncipe que la gobierna. Entonces cada príncipe define la religión de su propio pueblo.
Son los cimientos, porque empieza a delinearse lo que son los límites, la bandera, la moneda, todo lo que vos hacés en la Constitución del Estado moderno y el Estado nación. Pero fundamentalmente comienza con el tema religioso, que era lo que favorecía o bajo ese fundamento o fundamentalismo eran las agresiones con el movimiento que había en las monarquías europeas.
Con la paz de Westfalia, con este tratado internacional que dice que se respete que el otro imponga la religión de su príncipe a su pueblo, se da una situación interesante para ver: hoy todo el norte europeo es protestante, y todo el sur, católico.

 

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