11°SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

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Generar y difundir las tecnologías adecuadas

Por redacción
| 28 de septiembre de 2014
Jorge Mercau expuso en la Jornada Agrícola.

Los desafíos de la agricultura en ambientes del semiárido son productivos, ambientales y de abastecimiento de agua, definió Jorge Mercau al exponer en la Jornada Agrícola sobre un trabajo grupal enfocado a "mejorar los sistemas productivos de la zona centro de San Luis en aspectos económicos, ambientales y optimizando el uso del recurso hídrico".

 

La adaptación de los cultivos a la cambiante oferta hídrica es otra avenida para aumentar la productividad, generando más grano o rastrojo cuando es abundante.


En un ambiente donde las lluvias son escasas y variables, el aumento de la productividad en granos de cada milímetro de las lluvias es una estrategia clave para el éxito de las empresas agrícolas, definió este ingeniero agrónomo e investigador.

 


Dijo también que por la fragilidad de sus suelos, la reducción del riesgo de erosión eólica e hídrica también es crítico para evitar daños que afecten el ambiente del que forman parte los sistemas productivos: "Frente a ambos desafíos, el desarrollo local de la tecnología de manejo es ineludible y trasciende las tranqueras de cada campo".

 


Con este concepto, surgió una alianza entre productores de la Regional San Luis de Aapresid, investigadores del Grupo de Estudios Ambientales(CONICET San Luis y UNSL) y de la experimental del INTA Villa Mercedes.

 


Contó Mercau que con el programa nacional Chacras formulado entre Aapresid e INTA, nació la "Chacra San Luis", con un ambicioso plan de trabajo experimental para los próximos tres años y que suma a otros investigadores de la UBA y la FICA.

 


Este grupo también realiza el análisis de las campañas agrícolas de más de cien  lotes pertenecientes a la regional de Aapresid: "La productividad de las lluvias se puede aumentar reduciendo pérdidas de agua y mejorando su conversión en grano".

 


El científico advirtió que la frecuente producción de altos volúmenes de rastrojos aumenta la captación de las lluvias, reduciendo pérdidas por escorrentía  evaporación y haciendo posible una mayor transpiración de los cultivos: "Más allá de la coyuntura, la demanda local de maíz favorece que en la provincia el cultivo ocupe la mitad del área agrícola, casi triplicando el promedio nacional".

 


Según ilustró, en las últimas cinco campañas, en la regional San Luis de Aapresid, tres de cada cuatro lotes de maíz fue precedido por soja, y la misma proporción de soja fue precedida por maíz.

 


Por ello dijo que la secuencia de soja y maíz, que combina buenos rindes de ambos cultivos con buena cobertura de rastrojos, es el sistema de producción dominante en secano y la regional lo viene consolidando en el tiempo.

 


Una de las líneas de trabajo de la Chacra San Luis, es explorar la posibilidad de seguir en ese camino, insertando cultivos de cobertura, en algunos ambientes y años, entre ambos cultivos de verano. El INTA Villa Mercedes ya realizó las primeras experiencias en la provincia: "La adaptación de los cultivos a la cambiante oferta hídrica es otra avenida para aumentar la productividad, generando más grano o rastrojo cuando es abundante, y procurando asegurar un buen piso de ambos cuando es escasa".

 


Para Mercau, esa adaptación debe actuar en el espacio, dentro del fuerte gradiente de lluvias históricas en la zona, y también en el tiempo, porque la recarga inicial de agua en el suelo cambia de acuerdo a las lluvias y el manejo previos.

 


"Estamos aprendiendo, en base a ensayos, resultados de las campañas y el contexto agroclimático, a modificar la fecha de siembra de ambos cultivos, la decisión de fertilización nitrogenada del maíz y la inserción o no de cultivos de cobertura, adaptando los planteos a esa variabilidad", adelantó el investigador.

 


Reveló que en un año de trabajo experimental comprobaron que fertilizar el maíz tardío no sólo aumentó el rendimiento, entre 4 y 15 Q en cuatro de cinco ensayos, sino que evitó que en dos de ellos se pierdan 20 y 50 milímetros de agua por drenaje profundo.

 


Por ello aseguró que el uso de modelos de balance hídrico y la simulación matemática de cultivos son herramientas que conocemos y estamos utilizando para apoyar esta búsqueda que se continuará al menos por tres campañas.

 


También advirtió que la reducción de la erosión superficial y un mejor uso del agua tienen una fuerte complementariedad: "La cobertura del suelo reduce tanto la erosión eólica como la erosión hídrica superficial. Tener un cultivo o mejor cobertura de rastrojos en primavera reduciría la acción erosiva del viento".

 


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