El bebé de Merlo ya escucha gracias al implante coclear

Fue algo muy emocionante, porque después de todo lo que pasamos estos meses, Joaquín volvió a escuchar. Y salió todo perfecto”. Así, Lucía Lourenco sintetizó el capítulo final de la historia del bebé de Merlo que por una meningitis quedó sordo y hoy, tras recibir un implante coclear, ya puede oír. 
El Centro de Referencia Provincial de Rehabilitación (CERPRE) retumbó entre aplausos y sonrisas de los familiares y amigos de los Santini y los especialistas que hace casi medio año siguen de cerca el caso del pequeño de siete meses.

Durante las próximas semanas tendrá que volver al hospital para que le suban el volumen.

“Le activaron los dispositivos externos y reaccionó rebien. Al principio estaba como atento a lo que escuchaba y de repente empezó hacer todo tipo de gestos. Por lo que nos dijeron que estaba percibiendo los impulsos eléctricos, y que todo estaba saliendo perfecto. Y ahí explotamos todos de emoción”, relató la mamá, mientras terminaba de almorzar y festejar junto a su esposo, Darío Santini, hijos y hermanos.
Pasadas las 8:30, la familia de la Villa de Merlo ya estaba lista en la sala del Policlínico de San Luis. Allí también estaban la fonoaudióloga, Cristina Espejo juntó al doctor -encargado de la cirugía- Sebastián Picciafuocco, y los directivos Karime Raed y Sergio Allende. Además llegaron de Buenos Aires, la jefa del Programa Nacional de Detección de Hipoacusia, Margarita Costa y su asesor, Aldo Yanco. 
Es que el caso llegó a las planas de los diarios por escribir un gran antecedente a nivel provincial y nacional: fue el primer paciente de San Luis en recibir este tipo de implante, y el más chico en toda Argentina. 
Tal es así, que la operación fue transmitida en vivo y en directo para una sala de conferencia ocupada por otros especialistas del sector público y privado. Además, sus resultados positivos llevaron al Policlínico local a programar otras cirugías de este tipo para el mes que viene y para marzo, en vez de tener que derivarlos a Mendoza o Buenos Aires.
Ya durante este último encuentro, los médicos le calibraron el dispositivo externo que transforma los sonidos del ambiente en estímulos eléctricos, que son traducidos a través del aparato interno que le implantaron a principios de diciembre.
“Ahora tenemos que ir al hospital dos veces por semana para que de a poco le suban el volumen, porque ahora lo dejaron bien bajito para que se acostumbre”, concluyó la mamá, emocionada y ahora sí, con un gran alivio.