SAN LUIS - Jueves 02 de Mayo de 2024

SAN LUIS - Jueves 02 de Mayo de 2024

EN VIVO

Los Nellar, hábiles comerciantes y pioneros en el rubro de la panificación

Por redacción
| 13 de octubre de 2015
1938. Gabriel Nellar y su esposa María Abdala junto a sus ocho hijos: Ricardo, Fued Gabriel, Estela, María Luisa, Catalina, Victoria ("Rubia"), Leopoldo y César en el patio de la casa de la calle Colón.

La historia de la familia Nellar comenzó a escribirse allá en 1891 cuando don Gabriel Nellar llegó a San Luis proveniente del Líbano, más precisamente de un pueblo llamado Fih El Koura, cerca de Trípoli y a unos 15 kilómetros del mar Mediterráneo. Fue, tal vez, el primer libanés que se radicó en la provincia.

 


Fue uno de los tantos inmigrantes que poblaron la Argentina. Los libaneses se fueron distribuyendo en el país fundamentalmente en el norte, en busca de un clima parecido al que tenían en su país.  Fueron verdaderos colonizadores y hoy, con más de cuatro millones de descendientes, es una de las poblaciones inmigrantes más fuerte de la Nación. Oscar Ramón Nellar (57), nieto de Gabriel, uno de sus descendientes recuerda que “el Líbano estaba en vías de independizarse, pero era la gran Siria, todo Medio Oriente y los países árabes nada tenían que ver con lo que es hoy. Ya van cuatro generaciones de familias y se nos conoce como la gran familia turca, y nosotros turcos no somos en absoluto”, aclara Oscar con autoridad.

 


“Lo que pasó fue que todos los países árabes fueron invadidos por el imperio otomano y toda la juventud de los países sometidos buscaron emigrar y muchos lo lograron, pero con pasaporte de origen turco", agrega.

 


La migración se produjo a distintos puntos del mundo, pero muchos adoptaron la Argentina porque la Ley Nº 817 de Inmigración y Colonización, de Nicolás  Avellaneda, promulgada el 6 de octubre de 1876, permite un fácil acceso al país. El combo era perfecto porque los libaneses buscaban un territorio donde su clima y topografía se asemejara a su país de origen.

 


Su abuelo, Gabriel, llegó al puerto de Buenos Aires después de un viaje de tres meses en barco, con una escala en Marsella. Allí había que hacer un trasbordo de barcos, estaba el que iba a América del Norte y el otro, a América del Sur. Una vez en Buenos Aires, eligió San Luis, una población muy chica y con poca actividad aunque no existen registros certeros de la fecha de su llegada a territorio puntano.

 


Nellar, con su idioma medio trabado y castellanizado a la fuerza, se hizo entender al tiempo que llegaba a San Luis su hermano Elías. Rápidamente se convirtió en un próspero comerciante: abrió una tienda en la esquina de Junín y Colón, local que por esos años era más que nada, una tienda de ramos generales.

 


Trabajaba junto a su hermano, y era común que uno de los dos partiera al interior a vender los productos elementales de subsistencia, entre los que no faltaban los de campo, ferretería, monturas, telas y alimentos, entre otros.

 


Eran verdaderos vendedores ambulantes que, cuando no había dinero de por medio, recurrían al trueque. Lo importante era que ni comprador ni vendedor se quedaran con la necesidad de contar con el producto a negociar. Queridos y respetados, los Nellar hicieron un “recorrido” que llegaba más allá de San Francisco y siempre giraban al oeste para captar más clientes.

 


Oscar asegura que su tío Elías murió en "extrañas circunstancias" en cercanías de San Francisco, pero antes tuvo un hijo que tiempo después fue llevado al Líbano por su abuelo Gabriel. “En realidad nada estaba claro y ellos no hablaban mucho del tema”, admite y revela que a principios del siglo XX, su abuelo regresó a San Luis con su esposa, María Abdala, que no tardó en llamar a sus hermanos Jorge y Miguel para que vinieran y se radicaran aquí. Es que don Gabriel y doña María entendían que la provincia se asemejaba mucho a su tierra y fundamentalmente había una gran perspectiva comercial.

 


“Mi abuelo fue el primer libanés que se radicó en San Luis, a los pocos meses vino otro paisano de apellido Assif, pero a la ciudad de Villa Mercedes. Mientras llegaba a San Luis, ya siendo un adolescente, Moisés Nellar, el sobrino huérfano que mi abuelo había llevado a sus tierras a estudiar. Con el tiempo, Moisés tuvo su propio negocio en la avenida España esquina Lafinur”, detalla.

 


 “Mi abuela María, 'Sete' para el grueso de la familia y los amigos, le pidió por carta a sus hermanos que vinieran a la Argentina y les contó las bondades del país. Así llegaron Miguel y Jorge. Años después, en 1913, fundaron la famosa casa de ramos generales Abdala Hermanos”, relata.

 


“Mis abuelos ‑continúa‑ fundaron la tienda 'La Media Luna' en Junín y Colón, que era además, la casa familiar. Un par de años más tarde, compraron otra propiedad, sobre calle Colón con salida por Pedernera frente al desaparecido Mercado Municipal. Hoy hay una importante casa de electrodomésticos".

 


"Mis abuelos tuvieron ocho hijos: María Luisa, Catalina, Fued Gabriel, Estela, César, Victoria ('Rubia'), Leopoldo y Ricardo Néstor”, cuenta.

 


Oscar asevera que sus tías María Luisa y Catalina "fueron pioneras de la docencia puntana, se fueron a ejercer a Mendoza y allá se casaron. Formaron sus familias, mi tía Estela se fue a estudiar odontología a Buenos Aires. Fue una odisea y creo que fue la primera odontóloga de San Luis. También ella se radicó en Buenos Aires y se casó con un militar que se retiró con el grado de general del Ejército: Enrique Maffei”.

 


Su tío Fued Gabriel también se retiró del Ejército, pero con el grado de coronel y presidió por años el Instituto Sanmartiniano Argentino. Historiador y escritor, Fued Gabriel era fanático de San Martín, escribió varios libros sobre él y el general Las Heras. Dio cientos de conferencias, en países limítrofes y también en Europa. Murió en 1975 de un infarto cuando salía de ofrecer una charla sobre su ídolo: San Martín.

 


César Nellar se recibió de médico y se fue a vivir a un pueblo en Santa Fe, Gödeken. Las autoridades de la localidad le rindieron un homenaje por su labor como profesional de la salud y la plaza del pueblo lleva su nombre. Otro orgullo para la familia Nellar fue su tío Ricardo Néstor, que también fue militar.

 


“El único que se quedó en San Luis fue Leopoldo Santos, mi padre. Con la muerte de mi abuelo, él se hizo cargo de mi abuela María, se había recibido de maestro en la escuela "Juan Pascual Pringles" y sus primeras armas como docente las hizo dictando clase en el GADA 161. Por esos años había más de mil soldados, muchos de ellos con escasa instrucción educativa”, añade.

 


Según Oscar, su padre era "un visionario para los negocios". "En 1947 le compró a los Abdala un terreno sobre la avenida Justo Daract y fue armando su propio negocio, instaló una panadería y comenzó a trabajar con la barriada que poco a poco se iba extendiendo para este sector de la ciudad. También vio el negocio de venderle pan al Ejército donde él había dado clases, vendía kilos y kilos de pan", expresa sobre la veta comercial que le dio muchos frutos.

 


(Continuará)

 


LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo