Estamos muy mal, nos decepcionaron", dijo Juan Carlos Bonilla, un vecino del barrio San José, luego de enterarse que el frigorífico de la empresa Marfrig, ubicado en el corazón del complejo, podría quedarse otros diez años más. Y es que desde hace treinta, los residentes de la zona exigen el traslado completo del edificio debido a que, ellos aseguran, conviven con malos olores y contaminación.
La compañía debía mudarse al terreno del kilómetro 6,2 de la ruta 55, en noviembre de 2017, resolución pautada en un convenio que, en 2007, el Municipio firmó con el frigorífico Quickfood, en ese entonces. Además, una comisión de seguimiento y control debía ser la encargada de constatar que se llevaran adelante las mejoras acordadas respecto del cuidado medioambiental. Evidentemente, Marfrig, no pudo cumplir con esa cláusula porque en abril de este año pidieron una extensión del plazo, prórroga que el martes el Concejo Deliberante aprobó por unanimidad.
Con la mirada triste pero con la cabeza en alto, Bonilla aseguró que si bien no conocía la decisión del Legislativo, se la veía venir. "Hace quince días fuimos al Concejo y hablamos con los ediles justamente por este tema, pero ellos nos salieron con que iban a velar por las fuentes de trabajo. Para nosotros eso está perfecto, nadie quiere que la gente se quede sin laburo, pero no pensaron en los vecinos. Tienen que hacer algo para solucionar la situación sin perjudicar a nadie", dijo y confesó que esperaba "más dureza" por parte de los ediles a la hora de “levantar la mano”.
El reclamo de Juan Carlos, junto a Hugo López, Enrique Merlo y Carlos Asencio -tres vecinos que lo acompañan- ya lleva tres décadas y aún así sienten que nada cambió. "Estamos a ocho cuadras de la plaza Pedernera, cerca del Centro Comercial. Nos quejamos porque trabajan con 700 vacas y las tenemos a menos de treinta metros, no se puede vivir con ese olor de lunes a lunes. Acá viven niños y adultos mayores".
Debido a los problemas que ocasiona la planta en el barrio, los habitantes aseguran que el valor de sus hogares disminuyó exponencialmente. "Hace poco tiempo quise vender mi casa. Me ofrecían una suma que no me permitía ni comprar un nuevo terreno, era un chiste. Nadie quiere vivir acá. Mis hijos me vienen a visitar y me dicen 'papá que bárbaro no puede ser este olor, andate de acá'. Es una lástima pero así estamos, no cambió nada", contó con indignación Enrique Merlo.
Al igual que su vecino no encuentra esperanzas en que algo pueda cambiar. "¿Saben que tendría que hacer la empresa? Llevar los corrales a la plaza Pedernera y exponerlas ahí para que todos vean cómo se vive acá", propuso irónicamente y sostuvo que ve muy la lejana la posibilidad del traslado.
"Tienen un terreno lleno de yuyos donde llevar las cosas, no han ni siquiera puesto un palo. Nadie pide que lo hagan de un sopetón, pero es gente que tiene recursos, pueden hacerlo progresivamente".
Juan Carlos sostiene que él y sus vecinos no abandonarán la lucha que comenzaron hace treinta años, pero sus ojos dicen que lo inunda la resignación. "Esta gente está diciendo que necesitan cincuenta millones para irse, o sea nos están diciendo 'de acá no nos vamos'. Nosotros sabemos que está mal lo que hacen así que vamos a seguir pidiendo que saquen el frigorífico".
Artículos que anuncian la retirada de la firma brasileña
A comienzo del mes pasado, varios medios nacionales e internacionales publicaron artículos que antici-paban que la empresa brasileña Marfrig decidió irse del país por la crisis que vive el sector de la carne en Argentina.
El Cronista y los suplementos del agro de Infobae y de Clarín, el diario El País de Uruguay y la agencia Reuters, entre otros, daban cuenta que uno de los grandes grupos frigoríficos de Sudamérica venderá las operaciones que le quedan y le atribuían el anuncio al presidente de la compañía, Martín Secco.
Clarín fue un poco más allá y en otra nota adelantó que el grupo chino, Foresun Group, ya negociaba la compra de la planta de Hughes, Santa Fe.
Las publicaciones generaron gran revuelo en Villa Mercedes y el gerente de la planta de esa ciudad, Gerardo Zarratea, salió a desmentirlas. El tiempo dirá quién tenía razón.
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