La plaga de ratas en San Luis ya es innegable. Los roedores, que según los vecinos pueblan las plazas Pringles e Independencia, también circulan por la peatonal y los terrenos baldíos del centro. Alguno que otro hasta se animó a pasear por el hipermercado Wal-Mart. Alertados por la cuestión la mayoría aumentó su sistema de fumigación, disparando las ventas de venenos para ratas.
“Este verano las ventas de raticidas se duplicaron. La gente los lleva en todos los formatos disponibles. Vienen particularmente dueños de locales que trabajan con comestibles y personas que piden asesoramiento porque tienen niños en casa y temen el contacto con el veneno. Para cada pedido tratamos de brindar la mejor solución”, comentó Sandro, encargado de Conservar, una casa de control de plagas. El hombre además agregó que los pedidos de reposición de cebo en las fábricas del parque industrial se incrementaron. Ahora su empresa coloca el sistema de fumigación dos veces al mes.
“Es una plaga y hay que exterminarla. Pero antes de hacerlo es conveniente tener en cuenta cada alternativa para no provocar ningún tipo de daño”, dijo Sandro.
Entre las opciones está el bloque de parafina, según el vendedor uno de los productos más efectivos. Una de las contraindicaciones de este raticida celeste, cuya forma es parecida a los caramelos, es que es muy llamativo y dañino para niños. Además puede producir la muerte de mascotas pequeñas. “En los casos en los que hay chicos de por medio, recomendamos que también lleven las cajas cebadoras. Las pastillas son colocadas adentro y el niño no tiene ningún acceso a ellas. Por el espacio que queda abierto sólo puede ingresar el roedor. Este tipo de sistema es recomendable en espacios abiertos como lo son las plazas”.
Para los locales que trabajan en el rubro de comestibles, el hombre recomendó el uso de crema raticida. La pasta es untada en los espacios donde están los alimentos, haciendo que el roedor la prefiera a cualquier otra cosa.
Otra medida son las planchas de pegamento, sugeridas para lugares con mucha concurrencia como escuelas o también para patios de comida. “No es un veneno. Son láminas en las cuales la alimaña queda pegada. No muere por ingesta, lo hace porque al tratar de despegarse con la boca, queda asfixiada”.
Por último habló del sistema de goteo. El líquido es colocado en el agua y el roedor muere al consumirlo.
Los comerciantes
En un recorrido, El Diario de la República habló con algunos comerciantes cercanos a la plaza Pringles.
“Cruzan de la plaza al colegio Nacional como panchas por su casa. Es una invasión. Los turistas vienen y nos preguntan si es normal, y nosotros obviamente les decimos que no. Siempre desinfectamos, pero para aumentar las precauciones, colocamos pastillas debajo de los freezers”, dijo Nanci, de heladería La Plaza.
Mientras que en la peatonal algunos comercios pequeños dijeron no saber nada sobre la plaga, casas como Café Martínez y Bonafide incrementaron las desinfecciones.
“Aumentamos el número de fumigaciones. Un día una compañera llegó y dijo que había visto una rata en la peatonal, al otro día leímos la noticia en el diario. Fue todo de golpe. Como comercio tenemos mayores responsabilidades y las estamos tomando”, comentó Gisele, encargada de Café Martínez. El mismo método utilizaron sus vecinos de Bonafide.
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