Un festival de jineteada que homenajeó a la primera tropilla

Niños, adultos, ancianos, gente de campo o amante de los caballos y las jineteadas celebraron ayer una fiesta campera que rindió homenaje a la primera tropilla de la provincia. Unas dos mil personas participaron del festival de doma que volvió a demostrar que el campo siempre atrae en la ciudad.
La fiesta, que se había suspendido a causa del mal clima varias semanas atrás, pudo concretarse ayer, en un campo ubicado a la vera de la avenida Jorge Newbery, unos 500 metros antes de la rotonda que conecta a Circunvalación. En la banquina norte de la avenida, sobre el alambrado, varias banderas argentinas advertían sobre la fiesta criolla que inició pasadas las 11 y se extendió hasta prácticamente el anochecer.
“La idea era hacer un homenaje a 'La Bienvenida', la primera tropilla que hubo en la provincia y que fue de don Oscar Gastaldi. Este año esa tropilla cumpliría 50 años”, expresó Florencio Leyes, el organizador del festival.
Leyes, quien fue parte de aquella tropilla pionera, recordó con nostalgia aquellos años. “Hay muchos recuerdos, mucha historia porque  éramos un gran equipo y venían jinetes de Uruguay, Brasil, Buenos Aires y todas las provincias. Íbamos hasta Mendoza, al club Gimnasia y Esgrima, donde Ciro Colombatti organizaba el selectivo de Cuyo para ir hasta Jesús María”, contó el hombre de 69 años.
Para recordar a aquellos primeros caballos y hombres que marcaron el inicio de una actividad que luego se multiplicó en la provincia, Leyes y su familia organizaron un encuentro especial. En la jornada de ayer participaron 30 tropillas invitadas, y por primera vez, se vivió un encuentro interprovincial de jinetes.
“Querían venir más tropillas, pero yo quise que en homenaje a 'La Bienvenida' sean todas de la provincia. Cada una trajo dos de sus mejores reservados, y debía elegir jinetes de San Luis y otras provincias, vinieron de Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe, Corrientes, Mendoza, San Juan, San Luis, La Rioja, Neuquén, Santa Cruz, de todos lados”, explicó contento el organizador. 
En total, repartieron 30 mil pesos en premios, la mitad para destacar los tres primeros premios del encuentro de tropillas, y el resto para los tres ganadores del desafío de jineteada que sólo fue en la categoría basto con encimera, por ser “la más atractiva”, según los organizadores. La animación estuvo a cargo de Horacio Zárate, el “Zorrito” Avila y “Rulo” Gil, que llegó desde Fraga; también hubo dos guitarras que acompañaron con “floreos” los relatos al ritmo de chamamés, milongas, chamarritas o lo que las palabras le inspiraran a los músicos.
Alrededor del campo de doma estuvieron dispuestos unos 40 puestos de venta de artículos de todo tipo: desde objetos y prendas de vestir de campo hasta juguetes y obsequios propios de una regalería.
Desde muy temprano, los fanáticos de la doma llegaron con sus familias y se instalaron lo más cerca posible del campo donde los jinetes demostraron sus destrezas. Para combatir la temperatura muchos instalaron gazebos y carpas para resguardarse del sol sin perderse detalle del duelo hombre-caballo. Al mediodía nadie pudo resistirse a los encantos de la gastronomía criolla que estuvo presente en toda su magnitud: empanadas fritas, locro, costillares y choripanes; para la sed el público optó por elegir gaseosas, vino, cerveza, fernet o gancia.
“Este es el ambiente de la gente de campo, que se reúne, se junta, a lo mejor algunos pasan muchos años sin verse, incluso familiares y se reencuentran acá. Es una fiesta muy sana donde no hay ningún problema, los paisanos andan con su puñal o el pupero (el cuchillo chiquito que va al frente) y jamás hay un problema”, explicó Leyes.