La confusión del pedido de su renuncia, los nervios y el apuro hicieron que uno de los funcionarios relacionados a la prensa y comunicación gubernamental se olvidara de algo vital para cualquier viaje. ¿Su ropa?, no. ¿Su pasaporte?, no. ¿Su perfume?, no. ¡El dinero! Fue tal el susto por el lacónico pedido de renuncia que había recibido previo al almuerzo que se olvidó su carterita con la plata que había cambiado horas antes en un banco.
Cuando el funcionario ya iba en el micro junto a los veteranos de Malvinas, tuvo un lapsus salvador: si bien no gritó ¡Kevin!, como la mamá de “Mi pobre Angelito” -la película que lanzó al estrellato al actor Macaulay Culkin- la exclamación del periodista la escuchó hasta el chofer: ¡Me olvidé la plata!, dijo. Por suerte el convoy recién había pasado Fraga y un llamado a su esposa lo salvó. Ella, tras recorrer los 100 kilómetros que separan San Luis de Villa Mercedes a toda velocidad en su auto, pudo alcanzar el colectivo y acercarle el vital elemento.
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