La Intendencia anunció ayer que ya trasladaron al Paseo del Padre a la mayoría de los ambulantes que se inscribieron en el registro municipal y que ahora tienen un puesto de madera fijo para ofrecer sus productos. Pero la mudanza fue un baldazo de agua fría para los artesanos que trabajan en el predio. Y es que los ocupantes de las cabañas aseguran que hay una ordenanza que establece que el espacio está destinado a quienes realizan la mercadería con sus propias manos y no a los que se dedican a la reventa de artículos de diferentes rubros. Incluso tienen previsto presentar una nota al juez de Faltas y al Municipio, pese a que ya manifestaron su descontento a fines de abril, antes de que los manteros se ubicaran en la zona.
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