La obra de Carlos Gorostiza, “Aeroplanos”, interpretada con entusiasmo por dos grandes actores, Rodolfo Ranni y Mario Pasik (como Cristo y Paco), cuenta la historia de un par de amigos con sesenta años de aventuras, sueños y dificultades. El espectador asistirá a un intercambio de anécdotas, bromas y confidencias hechas en un día crucial para ambos.
En viaje hacia Mendoza, Ranni anticipó sus ganas de volver (el año pasado estuvo con “Los Grimaldi”), reconoce a la provincia como teatrera y confirma que los asistentes reirán y se emocionarán.
—¿Cómo llega con esta obra?
—Las expectativas son muy grandes porque venimos de una gira de dos meses y medio por el país, donde vamos la gente la recibe con "vivas" y "bravos", estamos más que satisfechos y no dudamos en realizar esta obra que atrapa muchísimo, porque habla de los valores de la amistad, de la esperanza. La gente pasa de la carcajada a la emoción, al llanto, así que estamos muy contentos de haberla elegido para esta gira nacional.
—Con tanto tiempo de gira y representaciones, es como que el guión se potencia en la historia de estos dos amigos.
—Sí, lo que pasa es que son dos amigos de toda la vida, desde chicos, criados en un barrio, con la vida de club, de ir a bailar juntos con sus mujeres. Después quedan viudos, y tienen una rutina de encontrarse en la casa de Paco (Pasik). Ahí hablan de esas cosas, pero cada uno tiene una noticia que dar y tardan en hacerlo porque pasa algo en la vida de ellos dos. Fundamentalmente lo que hacen es que se puedan cumplir esos sueños que creían irrealizables.
—¿Cómo es su relación con Mario fuera de la obra?
—Se necesita de una gran química en el escenario para realizarla, porque somos dos actores en escena nada más. Por suerte entre Mario y yo se dio la química y eso es fundamental para la pieza. Todo para comunicar de verdad los sentimientos y las sensaciones que tiene Gorostiza en la obra, sin duda.
—¿Y la relación con el público?
—¡La gente se levanta como un resorte cuando termina la pieza!. Nos aplaude de pie, nos gritan "bravo", nos saludan a la salida, así que estamos más que contentos que suceda eso, sobre todo porque queríamos salir con este texto y llevarlo hasta la casa de quienes no pueden verla en la Capital. Nos pareció que era la mejor obra para que suceda eso.
—A San Luis, por ejemplo, donde ha venido varias veces.
—Sí, el año pasado fui con “Los Grimaldi”, a Villa Mercedes y San Luis. Es un camino obligado porque los puntanos son muy teatreros y les gusta el buen teatro.


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