Convivir 35 años suele no ser fácil para ninguna pareja. Y más aún si esa convivencia se comparte arriba y debajo de los escenarios. Cachín y Pelusa son payasos sobre el escenario y pareja en la vida real y, como tienen doble motivo para festejar, lo harán hoy como ya es su costumbre, con chistes y el rostro pintado en un espectáculo musical.
Se presentan hoy a las 18 en el teatro El Viejo Mercado, en calle Pedernera y Urquiza de Villa Mercedes
Los chicos que ríen con ellos hoy en Villa Mercedes no conocen a Parchís ni a Carlitos Balá como los de los ‘80. Sin embargo, para los payasos no hay demasiadas diferencias entre aquel público y el actual: “Los niños se ríen con las cosas simples, eso no cambia con ninguna tecnología”, confió María Celia Bonivardo, Pelusa.
El primer espectáculo del dúo fue en 1980 en la escuela Madre Cabrini, casi de casualidad. Ramón Benítez ya era Cachín y ese día se aprestaba a un show como tantos otros, de la mano de un compañero y con Celia como maestra de ceremonia. Pero algo falló y el otro payaso no apareció. “Yo sabía las rutinas, me calcé el traje y salí al show”, recordó la mujer que hasta ese momento no tenía nombre artístico. “Los chicos me pusieron Pelusa, porque yo les dije que no sabía cómo me llamaba”, explicó feliz.
A partir de ahí Cachín y Pelusa empezaron a recorrer los escenarios de todo Villa Mercedes y cosechar aplausos. Con los años llegaron a actuar en la costa argentina y provincias vecinas. “Nos iniciamos en esto con mucho amor hacia los niños, usando un vocabulario sano y cuidando el detalle de la imagen y la ropa. Algo que hemos mantenido en estos 35 años ininterrumpidos”, explicó el payaso. A medida que fueron pasando las generaciones, los artistas adecuaron la música y las formas de expresión, pero mantuvieron el espíritu de sus espectáculos. “Siempre intentamos dejar una enseñanza, una llamadita en los chicos. Decirles que no a droga, no a la violencia, y sí al estudio, al trabajo y al deporte”, dijeron.
Benítez ya trabajaba como payaso, pero sin demasiada trascendencia. “Nací para ser payaso y con los años me fui perfeccionado con talleres de expresión corporal, teatro, títeres y canciones”, dijo Cachín. Para Pelusa, el arte que proponen es un don: “Todos nacemos con un don y éste es el que nos dio Dios para que podamos expresarnos y llegar al chico. Nosotros aportamos un granito de arena para la felicidad de los niños”.
Ambos reconocen que debieron cambiar en estas tres décadas pero que las satisfacciones se multiplicaron. "Cuando sentimos el cariño de los chicos ya somos felices. Cada espectáculo es distinto pero el nexo es muy especial, difícil de expresar con palabras", contaron.
Los payasos se sienten halagados cuando entre sus espectadores encuentran papás que fueron sus espectadores. “Tenemos nuestros chicos de más de 30 que nos dicen 'ustedes son nuestros payasos', a algunos se les caen las lágrimas y a nosotros también. Esas cosas nos llenan el corazón”, contó Pelusa.
Además de compartir escenarios y casa, Rubén y Celia disfrutan juntos del deporte. Ella, que ya está jubilada, hace atletismo y compite a nivel nacional en lanzamiento de bala, disco y martillo. También hace crossfit. Él, que trabaja en una empresa de Villa Mercedes, participa en competencias aeróbicas. Tienen dos hijas, Patricia y Natalia, y dos nietos: “Ellos están chochos, se emocionan cuando nos ven trabajar”, dijo la orgullosa abuela. Toda la familia se suma a las presentaciones de Cachín y Pelusa y es lógico porque han crecido entre los brillos y lunares.
El espectáculo de esta tarde promete ser una fiesta. Será desde las 18 en el teatro El Viejo Mercado y fue pensado “como un cumpleaños para celebrar con los chicos y la familia de Villa Mercedes, una fiesta”. En el show actuarán además la hija más joven del matrimonio y su nieta que hará acrobacia en telas. Camila Quiroga participará con su violín y estará presente el Grupo Federico García Lorca. “Estamos muy expectantes y emocionados por esta celebración”, confesaron.


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