Leamos en el bosque: picnic de palabras en la plaza Independencia

Domingo de otoño, tres de la tarde. En la plaza Independencia un dragón juega a las escondidas con un elefante, mientras una mariposa habla de piratas con un hada. Pero un puñado de niños, que apenas superan el metro de altura, están dispuestos a atraparlos. En el “Picnic de palabras” todo está permitido, no hay límites para la imaginación.
Todos los primeros domingos de cada mes, cuatro maestras jardineras llegan a la plaza, despliegan sus manteles de colores, siembran sus libros e invitan a los chicos a leer. La idea no fue de ellas, nació en Colombia, pero, cuando se enteraron, no dudaron en replicarlo con su sello personal.
“Nos encantó desde un comienzo y nos hicimos una rutina. Siempre hay gente que se prende, que va y viene”, dijeron las chicas mientras sugerían a los ocasionales lectores los textos más adecuados a su edad. Rocío Córdoba, Melina Vinaccia, Rita Jofré y Gina Suárez Barboza son las maestras del nivel inicial que se conocieron trabajando y que pese a estar con chicos de lunes a viernes, se prenden en una actividad extra que los anime a leer.
En el picnic hubo pocos cuentos tradicionales, pero sí muchos niños y decenas de textos con ilustraciones impactantes. Hubo uno que replicó “Ana no duerme”, del "Flaco" Spinetta con dibujos de Claudia Prezioso, otros que pueden usarse como máscara de monstruo y muchos de animales de colores. Los autores expuestos no fueron los hermanos Grimm (autores de "La bella durmiente" y "El gato con botas", entre otros), ni Perrault (Caperucita roja), tampoco Carlo Collodi (Pinocho). La mayoría fueron nombres nuevos: Sarli, Isol, Kaufman, Browne, Dautremer y Roberts, entre otros que imaginan niños héroes, ogros bondadosos y barcos que navegan por las nubes.
Durante dos horas, el público lector fue acercándose a los manteles. ¿Cómo es que ese interés innato de abalanzarse sobre los libros cambia en unos pocos años? Las organizadoras apostaron por una respuesta: “Es importante que en casa se continúe con el hábito, que los papás también lean en casa. Y lamentablemente en la escuela muchas veces se los hace leer por obligación y los mismos textos que hace años se repiten de un curso a otro”.
Como saben que hay un público que se frecuenta cada picnic, las chicas renuevan cada tanto los textos. “Lamentablemente hay libros que son muy caros, incluso de autores argentinos, pero que los editan en el exterior que es donde consiguen apoyo”, explicaron. En la última Feria del Libro pudieron adquirir algunos nuevos, con un gran esfuerzo económico, pero con el aliciente de haber conseguido algunos autografiados que custodian como incunables.
La mayoría de los textos que exponen son de su biblioteca personal, más algunos aportados por la ludoteca “Sapos y princesas”. “En otras ciudades del país van los ilustradores o los narradores y comparten la tarde con los lectores. Eso es lo próximo que nos gustaría conseguir en San Luis. Por eso invitamos a quienes quieran acercarse visiten nuestra página en Facebook que es de la manera en que este movimiento creció en América y el país”, explicaron.
La próxima cita será el primer domingo de julio en la plaza, mientras se preparan para llegar en el verano a Potrero de los Funes y repetir la experiencia de las vacaciones pasadas.