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"El suelo se degrada cuando hay un mal manejo"

Por redacción
| 16 de agosto de 2015
Juan Cruz Colazo, es ingeniero agrónomo pampeano pero radicado en San Luis desde hace ocho años.

El primer paso para manejar correctamente el suelo y las plantaciones es conocer con qué estamos tratando, por eso el estudio y los mapas de suelo son tan importantes”, asegura Juan Cruz Colazo, un ingeniero agrónomo pampeano radicado en San Luis desde hace ocho años, que ha desarrollado trabajos que hacen foco en el estudio de las superficies productivas de la provincia, la erosión y la ausencia de fósforo y carbono por la falta de rotación y la utilización incorrecta de diferentes cultivos.

 


Mientras  terminaba su doctorado en Agronomía con especialización en suelo, viajó a los EE.UU. y Canadá para especializarse en esta disciplina. De sus trabajos se desprenden numerosos aportes a San Luis y al mejor cuidado de las zonas agrícolas y ganaderas. “Desde que era estudiante de Agronomía me resultó interesante el suelo. En primer lugar hice mi tesina en fertilización de cultivos bajo la dirección de Alberto Quiroga y luego mi tema de doctorado fueron los indicadores de degradación de suelo bajo la dirección de Daniel Buschiazzo. Ambos fueron grandes mentores y dos personas que aprecio mucho”, reconoce Colazo

 


—¿Cómo resume su trabajo?

 


—Mi trabajo en la provincia de San Luis se relaciona con la generación de información pública para el manejo de los suelos para uso agropecuario. Se resume en elaborar proyectos de investigación, llevarlos a cabo, publicar sus resultados y realizar capacitaciones con los datos obtenidos. También atiendo consultas de productores y profesionales.

 


—¿Qué podemos decir del suelo y el clima de San Luis?

 


—Históricamente el uso predominante de la tierra ha sido para la cría bovina, sin embargo, en los últimos años se ha incrementado la superficie agrícola desde menos del 1% en 1960 a cerca del 10%  en la actualidad. Este fenómeno se dio principalmente en el este de la provincia. De los cultivos agrícolas el más importante es la soja, con una superficie sembrada de casi cuatro millones de hectáreas. En estos ambientes no sólo se reemplazaron los sistemas ganaderos tradicionales, también se han intensificado, con una mayor participación de la alimentación a corral a partir de los feedlots.

 


—¿Cuáles son los factores que condicionan los procesos de degradación del suelo?

 


—Entre las principales causas de la degradación podríamos mencionar el cambio en el uso de la tierra, el manejo inadecuado del suelo y una escasa adaptación de los sistemas productivos a la alta variabilidad ambiental. El reemplazo de sistemas ganaderos por agrícolas o mixtos ha aumentado el porcentaje de suelo desnudo, incre —¿Cuáles son los indicadores de esos procesos de degradación?

 


—Uno de los principales procesos de degradación que limita la productividad de los suelos en la provincia es la erosión. Los suelos con alto riesgo de erosión eólica se ubican en el sur. En relación a la erosión hídrica, el mayor riesgo está en la región noreste, asociado a relieves montañosos y largos piedemontes con suelos someros y mayores precipitaciones. Las áreas más afectadas son aquellas cuencas ubicadas en las sierras, como el cerro El Morro. También aquellos sectores interserranos, con pendientes menos pronunciadas pero más extensas.

 


—¿Cuál sería una estrategia importante para cuidar el suelo de San Luis?

 


—Una estrategia es la educación sobre la importancia de la conservación del suelo. También es importante fomentar la aplicación de incentivos para el productor que conserva el suelo.

 


 —¿La desertificación tiene un efecto reversible?

 


 —Una parte sí y otra no. La desertificación es la degradación de tierras secas. Parte de esa degradación es irreversible, como la erosión de suelos. Después hay procesos reversibles en el largo plazo como la salinización, o reversibles en corto plazo como la pérdida de materia orgánica. Depende de la predominancia de estos procesos sobre otros.

 


—¿La pérdida de fósforo y carbono se debe al mal uso de la tierra?

 


 —Sí. La pérdida de fósforo se produce por no reponer con fertilizantes la extracción que realizan en general los granos. La pérdida de carbono orgánico se produce por un mal manejo agrícola. El problema es que las salidas del sistema son mayores a los ingresos.

 


—¿Cuál es el efecto de plantar soja y maní? ¿Afecta a largo plazo el suelo?

 


—Tal vez esto lo podría plantear preguntando cuál sería el efecto del hombre al realizar un mal manejo del cultivo de soja. La soja no es mala ni buena, simplemente posee una serie de características particulares. Tiene un residuo (lo que queda luego de cosechar el cultivo) que posee una baja relación entre carbono y nitrógeno (C/N). Esto significa que el residuo se descompone más rápido que el de otros cultivos, entonces el suelo corre el riesgo de quedar desnudo (sin cobertura), vulnerable a procesos de erosión. El aporte de carbono es menor que en otros cultivos, responde poco a la fertilización con fósforo, pero es de los cultivos que más extrae, acentuando el balance negativo. Tiene otras características positivas, como la fijación biológica de nitrógeno. El problema está cuando se realiza su monocultivo. En el caso del maní reside en que como su fruto no es aéreo, hay que arrancarlo mecánicamente, removiendo el suelo, dejándolo vulnerable a procesos de erosión generalmente por el viento. Los efectos del monocultivo de soja pueden verse en el mediano o largo plazo, en cambio con maní no hay que esperar tanto, ya que sus efectos son inmediatos, como pudo observarse en la provincia en el año 2006.

 


—¿Qué le parece la ley provincial que protege el suelo?

 


—Me parece interesante, hay que indagar  y aprender acerca del cuidado del suelo. En este momento la ley busca que los productores hagan una mejor utilización y también hay una regulación acerca de la plantación de maní, porque es muy dañino para la tierra. Pero también debería contemplar a los productores que sí hacen bien las cosas, incentivarlos. La ley declara de interés público el uso sustentable, la mala utilización puede llevar a voladuras de suelo y degradación que se profundizan  en épocas de viento.

 


—¿Cómo se encontrará el suelo de San Luis en diez años si se mantienen las condiciones actuales?

 


—En este sentido quiero ser optimista. Si bien la presión productiva y la variabilidad climática van a seguir operando, hoy San Luis posee una ley de suelos. El cultivo de maní se encuentra regulado. Hay masa crítica de especialistas en organismos públicos (universidad, Gobierno, Conicet, INTA) y privados (CREA, AAPresid). Hay conciencia por parte del productor de que tiene que conservar el suelo. Creo que estamos más maduros en relación a años anteriores en el desafío de producir conservando el suelo.

 


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