Caso Ortiz: “Nos cansamos de que el juez nos mienta en la cara”

Pasó lo que tras once meses de espera sin respuestas era inevitable. A los hermanos de Abel "Pochi" Ortiz se les agotó la paciencia. Dicen que están hartos de que el juez Contravencional y Correccional, Santiago Ortiz, los tenga a las vueltas, con la promesa de que en 15, 20 ó 30 días recibirá los resultados de pericias hechas a teléfonos que podrían ser esclarecedoras en la desaparición del hombre de 31 años. Cuando, según saben, por una u otra razón, el magistrado postergó varias veces el envío de los celulares a La Pampa. “Ya ni queremos ir a hablar con él. ¿Para qué? Si nos miente en la cara”, se sinceró Ariel. 
Muchas veces la paciencia de los Ortiz estuvo al borde del colapso. Pero en el camino siempre surgió algo que la frenó: los ocho allanamientos a la casa de Alejandra Espinosa, la ex de Abel y la última persona que lo vio, la requisa y posterior apartamiento de la Policía del comisario Marcelo Acevedo, con quien Espinosa dijo haber tenido un romance y hasta el relato de una chica de 16 años que aseguró haber visto cuando a "Pochi" lo subieron a un coche, lo molieron a palos y lo tiraron en las afueras de Sampacho. 
Pero tras 334 días sin saber lo que le pasó a su hermano, la situación rebasó la cima de su tolerancia. Y lo manifestaron anteayer en la decimocuarta marcha que hicieron por las calles céntricas de Villa Mercedes, en la que renovaron los pedidos de justicia y, sobre todo, de pronto esclarecimiento de la causa. 

—En tanto a la causa ¿cómo los encontró el decimoprimer mes de la desaparición de Abel?
—Valeria: Como el primer día. Estamos como el primer día, sin saber nada de nuestro hermano.
—Ariel: Y no se ha avanzado nada por decisión del juez. 
Y como algo que retenía en la garganta y hacía tiempo deseaba soltar, el mayor de los hermanos, se desahogó:
—Uno ¿qué tiene que pensar a esta altura? Que (Santiago) Ortiz está frenando todo. Él es el principal culpable de la inacción en la causa. Nosotros podemos apelar a la buena voluntad de la gente que nos acompaña en cada marcha y tratar de hablar con el Gobernador, los ministros, la Nación para que nos ayuden, pero el juez es él. Él tiene que tomar las decisiones.
—Patricia: ¿A quién está encubriendo (Santiago) Ortiz? ¿A alguien de la Policía? Porque más allá de que seguimos apuntando a que la responsable de la desaparición de nuestro hermano es Espinosa, ella no actuó sola, otros la ayudaron. 

Esos otros a los que Patricia se refiere podrían ser, a su entender, policías. La mayoría, mujeres policías con las que la ex de Abel trabó amistad durante su amorío con el ex jefe de la Comisaría 9ª. 
—Patricia: Hablo de Marcela Rodríguez, quien en su momento monitoreaba las cámaras de seguridad, y de la oficial Julieta Amaya. Y, por supuesto, Marcelo Acevedo. 

—¿Por qué piensan que el juez no quiere resolver el caso?
—Marcela: Porque tiene todos los elementos para hacerlo en bandeja y no lo hace. 
—Ariel: Basta ver el expediente. Está el testimonio de un policía de la Comisaría 9ª que declaró en junio, en las últimas audiencias y ni siquiera fue tenido en cuenta. Ante nuestras abogadas, le dijo a Ortiz: "Vamos a tomar un café y te digo qué le pasó a Abel". ¿Qué hizo el juez? Nada. 
—Valeria: Después hay otro testigo que le contó al juez cuando vio que sacaban un cuerpo de la casa de Espinosa. 
—Ariel: Ése es "el Mono" Racedo. Él declaró que vio cuando un Ford Focus verde, uno igual al que tienen secuestrado en la novena, ingresaba en el domicilio de Espinosa, después de haber sacado el cuerpo de nuestro hermano. 
—Valeria: Hemos sido demasiado pacientes, pero ya no aguantamos más. Nuestros padres ya no pueden más. Pero nosotros no vamos a bajar los brazos. 
—Patricia: Dentro de diez días vamos a hacer otra marcha, a la mañana, vamos a ir hasta el Poder Judicial para que nos escuchen.
—Ariel: El mes que viene se cumple un año de la desaparición de Abel. Y no sé... Si esto sigue así, nos vamos derechito a Buenos Aires, a encadenarnos.