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Un verano con pocas lluvias gracias a La Niña

Por redacción
| 13 de noviembre de 2016

No hay ninguna revelación en el hecho de que el clima es fundamental para determinar, sobre todo en los cultivos, cuáles son los momentos propicios para llevar adelante tanto la siembra, como la cosecha. Por eso tener un registro de lo que fueron las precipitaciones desde principios de año hasta la fecha y poder conocer lo que se viene en materia de meteorología resultan datos útiles para quienes toman decisiones en el campo.

 


Los productores vienen de un año que los especialistas denominaron como “Niño”. Este fenómeno tiene su contracara con la “Niña”, que es la condición climática que se haría sentir en 2017. Según explicó la meteoróloga difusora del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), Tindy Fernández, “se trata del mismo fenómeno pero se da a la inversa de su homónimo masculino. Las aguas del Pacífico producen un enfriamiento que en general da como resultado la escasez de lluvias. Es decir que esa variable muestra un comportamiento atípico en la temperatura del océano, que tiene directa influencia sobre la atmósfera”.

 


El ingeniero agrónomo Marcelo Bongiovanni tiene una explotación agrícola y asesora a otros productores en la zona del Valle del Conlara. El profesional hizo un balance sobre lo que se vivió en las últimas dos campañas, a las que consideró como bastante buenas. “En general la campaña 2015/2016 fue benigna con los agricultores. Hubo algunos episodios, en diciembre pasado, de fuerte caída de granizo acompañado de escasez de agua en el mes de febrero. En cambio la campaña 2014/2015 fue excepcional por las abultadas lluvias”, recordó.

 


En la zona ya han comenzado con algunos trabajos de siembra de la campaña gruesa 2016/2017. “Todo está encaminado pero va muy lento. No tuvimos la suerte de San Luis o Villa Mercedes, donde las lluvias fueron buenas. Llovió, pero no en las cantidades necesarias. Además fueron muy espaciadas, lo que no ayudó a concentrar la humedad del suelo. Tenemos registros de que ha llovido en octubre alrededor de 50 milímetros”, contó Bongiovanni.

 


Lo que se hizo hasta acá, según las posibilidades que ofrece la tierra fueron trabajos fundamentales para sentar las bases de la siembra. “A fines de octubre comenzamos con algunos maíces tempranos. Hablamos de sólo un 15 por ciento de la superficie total a implantar. Se espera que el resto se termine de  sembrar en diciembre. De todas formas, para las características de la zona estamos en los tiempos habituales. Acá tradicionalmente la soja se siembra en noviembre y el maíz en diciembre”, explicó el técnico, quien cree que la siembra va a estar más firme en la semana que comienza.

 


“La recomendación para los próximos meses es que se plante en suelos que tengan la mayor cantidad de agua almacenada. Es decir, a un metro de la superficie tener el 50 por ciento de agua disponible para poder resguardar la planta al menos por 20 días en tiempos de escasez hídrica. Otra cosa importante a tener en cuenta es no adelantar tanto la fecha de siembra para evitar que la floración del maíz y el llenado del grano de soja coincidan en enero, que es la época de sequía y de altas temperaturas en un año normal como el que se espera ahora. Lo ideal es que esa parte del desarrollo se dé en febrero, donde el calor da un poco de respiro”, aseguró el ingeniero. “Por supuesto,es importante presentar los lotes limpios de malezas, ya que consumen el agua y compiten con el cultivo sembrado”, agregó.

 


Para aquellos productores de maíz que aún no hayan puesto la semilla en la tierra, Bongiovanni recomendó que “es mejor dejar pasar noviembre para evitar riesgos de estrés hídrico, ya que en ese caso se puede perder todo el cultivo”. También cree que “los planteos de siembra deben ser más bien conservadores, es decir no excederse en la cantidad de plantas que se ponen para asegurar los rendimientos ante posibles desavenencias”. 

 


La falta de lluvias del verano tienen también un lado positivo y que es digno de ser destacado. “Las enfermedades no aparecen en los cultivos en tiempos secos. Aunque en nuestra zona de por sí no las tenemos. Por su parte las plagas sí aparecen todos los años, pero la falta de humedad las mantiene a raya”, aclaró, y aseguró que el manejo sanitario debe ser evaluado por cada profesional según el lugar donde esté.

 


Hace poco Buena Esperanza vivió un momento de zozobra causado por un granizo con piedras de un tamaño anormal que destrozaron casas, autos y algunos cultivos. A esa historia le siguieron días de intensas lluvias que complicaron las tareas de asistencia. Bongiovanni aseguró que ellos no esperan recibir esta clase de fenómenos en este periodo estival. “La piedra se espera en tiempos más lluviosos y con mayores temperaturas, como pasó en las campañas anteriores. Generalmente, y con esto no quiero decir que no vaya a pasar, existen menos posibilidades en campañas que se plantean como la actual”.

 


A modo de conclusión, el especialista dijo: “Si el lote viene bien manejado debería ser un año normal, sin mayores complicaciones, siempre con la precaución de tener suelos húmedos. Para eso se puede llevar una muestra a un laboratorio para saber con exactitud el porcentaje de agua. Aunque los que ya tenemos muchos años usamos un barreno para medir, con el que se toma la muestra. Se introduce hasta los dos metros. Cada 20 centímetros se saca, y al tacto se va viendo la cantidad de humedad”.

 



Del Niño a la Niña

 


“En todas las regiones del mundo el fenómeno de El Niño produce un montón de cambios en el clima. En la Argentina genera, en primavera y en verano, principalmente en la zona del Litoral, que sea más lluvioso. Otras consecuencias tienen que ver con la temperatura. Por ejemplo el invierno pasado hubo temperaturas más altas que los promedios históricos, así como el verano registró una baja, lo que dio estabilidad térmica”, explicó la meteoróloga Fernández.

 


“La realidad es que El Niño tiene su lugar preponderante en el Litoral. Cuando el fenómeno es más fuerte, ese epicentro se corre hacia otras zonas” dijo para entender porqué se extendió a muchas regiones de la Argentina durante el año que se va.

 


En lo que queda de 2016 y comienzos del próximo año habrá un nuevo evento que condicionará el clima. “En el caso de La Niña, que vivimos este año, genera precipitaciones por debajo de los valores habituales. Esto sólo se da si el impacto es fuerte, sin embargo este no sería el caso ya que es débil, lo que no traería grandes modificaciones al contexto histórico”.

 


Las recientes inundaciones en la zona de la Pampa Húmeda tienen una razón de ser, pero aplicada a otro fenómeno. “Hay otros episodios climáticos, como los de El Niño y La Niña, que afectan en un periodo de tiempo más corto. El caso de la oscilación antártica da cambios en la presión cerca de los polos, lo que favorece la entrada de los frentes fríos. A su vez éstos generan mayores cantidades de precipitaciones, sobre todo en toda la franja central de nuestro país. Eso fue lo que provocó la subida de las aguas en la Zona Núcleo productiva, que abarca Córdoba, Santa Fe y parte de la provincia de Buenos Aires”, dijo Fernández.

 


Para los próximos tres meses en San Luis y luego de evaluar todas las variantes que puedan surgir en cuanto a las anomalías en el clima, el Servicio Meteorológico Nacional anticipa “condiciones normales a lo que a precipitaciones se refiere. Por su parte las temperaturas medias se esperan que sean de normales a levemente superiores a los promedios habituales. Hablamos de entre 22 y 23 grados”, resaltó Fernández.

 


Walter Maza es otro meteorólogo de consulta permanente de parte de la revista El Campo. Informó que estas condiciones permanecerán hasta el mes de abril inclusive, lo que daría un otoño más estable, cercano a los promedios históricos, tanto en lluvias como en temperaturas medias.

 


“Hay un 55 por ciento de probabilidades de que el fenómeno de La Niña sea débil”, razón por la cual el clima no sufrirá grandes modificaciones, dijo Maza.

 



Lo que se llevó el invierno

 


“Al analizar el patrón de temperaturas medias de San Luis, el informe arroja que fueron normales en enero, marzo y julio. Inferiores a la normal para los meses de abril, mayo y junio; y se manifestaron como superiores a la media en febrero, agosto, setiembre y octubre”, dijo el meteorólogo, quien divide su tiempo entre un trabajo que tiene en Comodoro Rivadavia y otro aquí en Cuyo. “Cómo dato relevante, la temperatura más baja registrada ocurrió en Villa Reynolds el 5 de setiembre, con un valor de 9.2 grados bajo cero”, aseveró Maza.

 


Desde enero a la fecha hubo variables en cuanto a precipitaciones. “La información se toma de dos estaciones, una ubicada en Villa Reynolds y la otra en San Luis. Allí se pudo detectar que hubo diferencias en meses en los que llovió por encima del promedio. Sin embargo en otros, como es habitual en invierno, no llovió o bien no fueron registros normales, sino por debajo de la media”, informó la difusora del SMN.

 


Por último, Fernández dijo que “en marzo, dato tomado de la estación San Luis, llovió más de 135 milímetros, cuando el promedio histórico es de 98.9 milímetros. Agosto y setiembre fueron meses de precipitaciones nulas”. 

 


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