La de Leandro Vílchez fue una declaración exprés. Por la magnitud del caso en el que está implicado –lo acusan de ser el autor material del asesinato de Romina Aguilar– y por el hecho de que nunca había dado su versión hasta ahora, podía pensarse que su testimonio iba a ser extenso, pero en los escasos 15 minutos que permaneció en el Juzgado Penal 1, “El Bocón”, como lo apodan, sólo se limitó a expresar que no tiene nada que ver con el crimen y que cuestiona estar preso sin que haya, a su entender, pruebas directas que lo comprometan. Dicho eso, se negó a contestar preguntas del magistrado y de los abogados y regresó, escoltado por varios policías, a la celda que ocupa hace siete meses.
Fue el mismo Vílchez, a través de su abogado Santiago Calderón Salomón, quien pidió una audiencia con el juez Sebastián Cadelago Filippi para declarar por primera vez, porque cuando lo detuvieron el pasado 31 de marzo se abstuvo.
“Tenía la necesidad de hablar porque siente que socialmente ya está condenado, y eso es injusto, porque la presunción de inocencia en este caso no se ha cumplido. Mi cliente está privado de la libertad por una simple acusación, y eso nos da pie para plantear la arbitrariedad del juez, porque considero que claramente hay un atropello a los principios constitucionales”, comentó Calderón Salomón en los pasillos de los tribunales.
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