Ayer, en los primeros minutos del día, se concretó algo que en su interior los hermanos Hugo y Débora Ferreira sentían era inminente, apenas cuestión de horas. La juez de Instrucción Penal N° 3, Mirta Ucelay, ordenó sus detenciones. Los considera sospechosos del asesinato de Mario Ismael Sosa, un vecino con el que, la madrugada del domingo, habían compartido una fiesta en el barrio Las Mirandas. Las pruebas que terminaron de convencer a la magistrado fueron, por un lado, las prendas ensangrentadas y un cuchillo muy parecido al arma homicida detallada por los testigos, que la Policía halló en su casa y, por otro, las declaraciones de vecinos que confirman las versiones de otros que aseguraron, desde un primero momento, haber visto a Hugo pelear con la víctima y a la muchacha clavarle el certero puñal que lo mató.
Los hermanos permanecen en distintas seccionales. El joven de 21 años continúa en la Comisaría 12ª, la que tuvo inicialmente jurisdicción en el hecho. La chica de 18, en cambio, está en la Comisaría del Menor. Una vez al día, ella es trasladada al policlínico regional para que los médicos le curen el profundo puntazo que, minutos antes de morir, la víctima consiguió hacerle en el muslo izquierdo.
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