Tony Kamo en San Luis: las misteriosas ansias

Palabras más, palabras menos; alimento más, alimento menos; lo que dijo Tony Kamo en la conferencia en la que ayudó a adelgazar  a sus seguidores es muy parecido a lo que dice cualquier nutricionista: una dieta equilibrada, mucho ejercicio y control de la ansiedad.
El punto con el que el psicólogo español jugó su carta original fue en el poder mental de quien se sienta frente a un plato de comida. Justamente el control de la ansiedad.
En una segunda charla -destinada a quienes querían dejar de fumar- el método fue más o menos el mismo, aunque con distintos resultados, al menos en lo inmediato.
Las imágenes que se vieron en ese seminario fueron crudas, con algunos asistentes sin poder contener las lágrimas ni los vómitos. Unas 120 personas colmaron la sala Berta Vidal de Battini con el objetivo de abandonar el cigarrillo. 
En cambio, en el seminario de adelgazamiento, -que tuvo una asistencia sensiblemente menor- el público preguntó en detalle sobre comidas, desayunos, cenas y gaseosas, todas respuestas que estaban en el libro y los cds que se repartieron con el precio de la entrada.
Quienes escucharon a Tony tuvieron que pagar 2.800 pesos por el ticket y disponerse a pasar casi cuatro horas en las que la promesa era cambiar la calidad de vida. "Yo sé todo de ustedes", desafió el español. Resulta paradójico que alguien que, como Kamo, consiguió buena parte de su fama por los medios de comunicación, no permita fotos en sus conferencias. 
El conferencista no dudó en retar a alguien del público o elevar la voz cuando tuvo que remarcar una idea. Pero, en apariencia, su método dejó conforme a la gente. Víctor Sosa, responsable de la productora que trajo al español, aseguró que -pese a que la opción fue informada con claridad- ningún asistente pidió la devolución de su dinero.
Entre las sentencias que expuso Kamo, una repetida fue que su teoría y su trabajo es tan meticuloso, que no permite dudas ni cuestionamientos.
Y eso lo transmite a sus escuchas, con un ejemplo evidente cuando preguntó si alguien ya había hecho el curso, un hombre levantó la mano. Kamo preguntó porqué había regresado si el método no le había resultado. El cursante se dijo que la falla había sido suya.
Por la mañana, una mujer de la primera fila se animó a cuestionar algunos aspectos de la charla y generó algo de tensión en el español. La señora era fumadora y cuando dejó, engordó 20 kilos. Con el tiempo, volvió al cigarrillo.