El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos", expresa la voz inconfundible del trovador cubano Pablo Milanés en "Años", su canción eterna. Y la frase le calza con precisión a los padres de los chicos que practican fútbol en el Club Atlético Serranías Puntanas, al sur de esta ciudad. Los días pasan, las semanas se esfuman del almanaque, pero la espera por el interventor que ordene de una buena vez a la entidad, no llega.
Ellos, impulsados por las ganas de que sus hijos sigan jugando a la pelota, y por la vergüenza de mandarlos a un club cuyos dirigentes están sospechados de estafa, cumplieron con toda la burocracia que implica solicitar un interventor. Ya recuperaron el balón y tocaron. Ahora, la pelota la tiene la Dirección de Personería Jurídica. El tiempo pasa y la contención de los chicos, de la mano del fútbol, se complica.
El problema de los padres radica en que, al no formar parte de la sospechadísima Comisión Directiva, no pueden vender entradas en los partidos como local del torneo de la Liga Sanluiseña de Fútbol en el que compiten sus pibes. Tampoco instalar un quiosco ni percibir dinero por el estacionamiento para amortizar el gasto que implican el alquiler de la cancha (juegan en el estadio Ejército Argentino) y los arbitrajes de los partidos.
Esos gastos salen de los bolsillos de los papás que hacen las tradicionales 'vaquitas' y pagan todo.
Los dirigentes, desde que El Diario de la República publicó los extraños manejos y rendiciones de los fondos públicos, nunca más volvieron por el club. Incluso de los cinco profesores de educación física que trabajaban con los atletas sólo queda uno. Entrena a los cien chicos que van a jugar totalmente gratis.
Funcionarios de Personería Jurídica recorrieron las instalaciones del club, labraron actas y conocen a fondo las obras inconclusas que hay y las supuestas rendiciones que hicieron los dirigentes sobre el subsidio de $966.855 que recibieron del Estado. Más aún, un grupo de padres se reunió con la titular del organismo que controla a las asociaciones sanluiseñas, Liliana Fagés. Según los propios papás, el encuentro fue positivo y ella les expresó su preocupación.
También les adelantó que era viable la designación de un interventor. En ese punto hay dos opciones: que los padres ofrezcan una persona para cumplir ese rol o que el Ministerio de Gobierno, Justicia, Culto y Transporte designe a alguien.
El tiempo pasa y como reza la letra de 'Años', "se impone siempre un pedazo de temor".
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