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Mezcla adolescente: más de la mitad de los que consume droga la combina con alcohol

Por redacción
| 08 de mayo de 2016
Sed puntana. El consumo de alcohol es mayor a la media nacional. Foto: El Diario.

Cada fin de semana, la guardia de Urgencias del Hospital San Luis atiende jóvenes que terminan internados al menos un par de horas por culpa de los excesos. No son casos aislados: para las autoridades provinciales, los dueños de discotecas y los responsables de los servicios de emergencias, la mezcla de tragos con pastillas, sobre todo tranquilizantes, se convirtió en un ritual cada vez más frecuente entre los adolescentes puntanos y las cifras lo demuestran. La Secretaría de Programación para la Prevención y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) realizó un estudio entre alumnos del secundario de todo el país para determinar qué sustancias utilizaban y, si bien en la provincia los porcentajes de consumo de éxtasis y cocaína son un poco más bajos que la media nacional, los de alcohol llegan casi al setenta por ciento y superan el promedio de la región cuyana y del país. Ese valor es una señal de alarma, ya que el informe también reveló que más de la mitad de los jóvenes que ingirió drogas lo hizo en combinación con alguna bebida. Los números preocupan aún más después de la tragedia de la fiesta electrónica Time Warp, que sacudió a Buenos Aires con la muerte de cinco chicos que habían ingerido “drogas de diseño”.

 


“Hoy el ABC de todos los chicos es el alcohol con comprimidos. Manejan muy bien las benzodiazepinas, que son los ansiolíticos y conocen los nombres de todos los fármacos. Al principio lo hacen como una picardía de sacarle las pastillas a un adulto y después los consiguen por su cuenta”, aseguró María Alejandra Vidaurre, coordinadora del Subprograma Adicciones del Gobierno y delegada del Sedronar, quien destacó que el consumo de fármacos sin prescripción médica se ha triplicado debido a la falta de control en la venta.

 


Según el estudio del ente nacional, elaborado en 2014, el sesenta y ocho por ciento de los jóvenes puntanos que tomó éxtasis en las semanas previas al relevamiento lo combinó con una bebida, al igual que el ochenta y cinco por ciento de los que tomó energizantes y poco más de un tercio de los que ingirió tranquilizantes sin prescripción médica. Los números son similares al promedio de todo el país que es de setenta y cuatro; ochenta y uno; y cuarenta y seis, respectivamente. Además, el informe detalló que el consumo de psicofármacos sin autorización de un especialista es mayor en San Luis que en la media de Argentina y muestra una tendencia creciente, al comparar los resultados del último trabajo del Sedronar, con los que realizó en 2011 y 2009.

 


"Ellos dicen que los estimula, porque si bien el alcohol es un depresor, al mezclarlo con ese tipo de sustancias en determinadas cantidades, los desinhibe y les hace perder el control de sus actos, aunque no pierden la conciencia", afirmó Vidaurre, quien agregó que la combinación de tragos con energizantes también es muy peligrosa, pero los jóvenes no miden los riesgos y los boliches siguen ofreciendo promociones de esas sustancias con champagne o cualquier otra bebida.

 


“Si hacen ‘la previa’, antes de entrar al boliche consumen una pastilla y después se toman dos tragos, cuando salen les parece que están en la Luna. ¿Cómo los contenés?”, destacó Diego Astudillo, presidente de la cámara que nuclea a los dueños de discotecas de San Luis; mientras que Mario Bernacci, quien coordina el Servicio de Emergencias Médicas Provinciales (Sempro) en la capital y trabaja en el área de Urgencias del Hospital San Luis, añadió: “Los adolescentes toman de la ‘jarra loca’, que es cualquier bebida a la que le ponen lorazepam o alguna sustancia similar. Quizás no lo colocaron ellos, pero les convidaron”.

 


La encuesta del Sedronar arrojó que los niveles de consumo de alcohol en San Luis superan entre dos y ocho puntos a la media nacional, tanto entre aquellos adolescentes que bebieron alguna vez en su vida, como los que tomaron en el último año o los que lo hicieron el mes previo al relevamiento que efectuó el organismo. Es decir, las cifras provinciales ascienden a setenta y dos por ciento en la primera categoría, sesenta y seis en la segunda y casi el cincuenta  y nueve por ciento en la tercera; mientras que los números nacionales oscilan en setenta, sesenta y dos y cincuenta por ciento para cada una de las tres clasificaciones que utilizó el equipo técnico del organismo, en el que participaron referentes de todo el país. “No tenemos el concepto de un consumo responsable, porque no existe la diversión sin alcohol", recalcó Vidaurre.

 


Cuando la fiesta termina en ambulancia

 


Bernacci mencionó que ni el Sempro ni los especialistas del Policlínico pueden saber con exactitud qué tomó un paciente, salvo que él mismo se los diga. “Si una persona fue a un boliche y llega con un estado de sopor y aliento a alcohol no se le puede hacer un dosaje de drogas. El único que lo hace es Criminalística ante un homicidio o un accidente. No está estandarizado en los centros de salud. Nosotros ni siquiera podemos colocar en una historia clínica que está ebrio, ponemos tiene aliento alcohólico”, aclaró el médico, quien recordó que no está penado el consumo sino la venta de estupefacientes. Y añadió: “Si en unas dos horas luego de recibir medicación no se recupera, nos orientamos a pensar que tomó algo más”.

 


Si bien los síntomas dependen de la sustancia que ingieren, el profesional comentó que muchos de los que llegan al Servicio de Urgencias “sienten que se van a morir” porque tienen taquicardia, palpitaciones y les falta el aire. Aunque a ese cóctel se pueden sumar otras lesiones: "Hay algunos que vienen accidentados porque anduvieron en moto y se cayeron o chocaron. Entonces se agrega un traumatismo de cráneo, porque en general circulan sin casco, alguna fractura u otro trauma. A veces llegan otros que tuvieron una pelea o los patotearon para robarles”.

 


Además, resaltó que este tipo de emergencias son frecuentes, ya que tienen al menos dos por día entre jueves y domingo en el Hospital Central. Como coordinador del Sempro, aclaró que el servicio sólo se encarga de las urgencias que ocurren en la vía pública, pero recordó que las discotecas deben contar con un sistema de protección médica privada. Y el titular de la Cámara de Bolicheros agregó que para conseguir la habilitación, los locales tienen que contratar un seguro de responsabilidad civil. Aún así es difícil el control.

 


"Hasta hace diez años, a los que uno creía que podían ser ‘dealers’, les prohibíamos la entrada. Lo que pasa es que después el consumo se disparó tanto que van cambiando los que venden. Es muy complicado, porque dentro del boliche los chicos toman droga en los receptáculos de los baños, que es un sitio privado, al que nadie se puede meter”, aseguró Astudillo y explicó que aunque lograran desbaratar todo el comercio dentro de los locales, los jóvenes aún pueden comprar sustancias afuera o tomar de la que les convida algún amigo.

 


Después de la Time Warp, los municipios de San Luis y Juana Koslay reforzaron los controles en las discotecas y se pusieron más estrictos con los requisitos que deben cumplir los locales para conseguir la habilitación. Los concejales puntanos también apostaron a reforzar la vigilancia y ya presentaron varias iniciativas de ley para regular el expendio de agua en los boliches y hacer un registro de las personas que se encargan de la seguridad.

 


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