"La alimentación es un acto que se enseña de padres a hijos"

Tomarse un tiempo para elegir los alimentos que van a comprar, cocinarlos y sentarse a disfrutarlos en familia son hábitos que se perdieron y sin embargo son fundamentales para la buena alimentación de los niños y adolescentes. Así lo aseguró la directora de la carrera de Nutrición de la Facultad de Ciencias de la Salud, Nora Sosa. La especialista sostuvo que alimentarse es un “acto social y educable”. Destacó la importancia de saber qué productos comprar, cómo cocinarlos y compartir alguna comida en familia. Desde que dejan la lactancia materna es indispensable enseñarles a los niños a comer y ofrecerles siempre platos variados pero también con buen sabor.
“La alimentación es un acto que se enseña de padres a hijos. También es  importante reflexionar que hace a cada uno de nosotros decidir qué es lo que comemos. De acuerdo a la cultura, vamos a pensar cómo prepararlos, distribuirlos y consumirlos”, indicó Sosa.
Una buena nutrición comienza cuando el niño deja la leche materna. A partir de ahí, empieza la elección de qué se le da a ese bebé. Sosa indicó que el primer año de vida es fundamental para el crecimiento. “Es también cuando comienza la formación de los hábitos alimenticios. Muchas veces uno habla de la etapa escolar pero es en esta etapa cuando empiezan a definir los gustos que van a tener”, dijo.
Esa elección tendrá un alto porcentaje de influencia de los padres. Es lo que se denomina “alimentación perceptiva” porque, aseguró Sosa,  la comida y su preparación no sólo es un vehículo de nutrientes sino que también es de estímulos y emociones. “La persona va a ir relacionando tal plato, color u olor con momentos de alegría, compañía o recuerdos de compartir con la abuela, por ejemplo”, expresó la nutricionista.
No hay que dejar de darle un alimento porque la primera vez no le gustó. Sosa mencionó que se debe tener paciencia y preparárselo de distintas formas. “Es una cuestión natural, llamada neofobia, tenerle rechazo a todo lo que sea nuevo. Debemos seguir intentando pero sin llegar a obligarlos a comer”, sostuvo.
Además de enseñarles a comer, es indispensable compartir ese momento con los hijos. La especialista manifestó que se perdieron muchas tradiciones como almorzar o cenar en familia. Destacó la importancia de rescatar ciertos saberes en cuanto a la preparación de los alimentos y volver a los platos caseros que hacía la abuela. Dejar de consumir tantos productos industrializados y tener una pequeña huerta es una buena opción para aprender a tener una producción propia. 
“Si uno habla de la dinámica, sale el tema de que las mujeres estaban más en la casa y ahora todas trabajan. Pero no implica dejar de lado la crianza del niño, no requiere muchas horas sino saber planificar para hacer una comida rica, nutritiva y barata”, recomendó.
Sosa mencionó que para acceder a una alimentación económica es necesario saber comprar, gustar y cocinar. La receta ideal es diversificar. Si a una persona consume todo tipo de alimentos, no va a existir el condicionamiento de tener gustos limitados. 
Otro ingrediente es planificar, no improvisar para no repetir, que sea monótona, carente de nutrientes. Una buena forma que comentó la nutricionista es comprar el fin de semana, ver las ofertas y armar el menú con esos productos. 
“Tampoco hay que olvidar que  las comidas fundamentales son cuatro: desayuno, almuerzo, merienda y cena. Una taza de leche con una rodaja de pan, es suficiente. Un plato nutritivo es combinar verduras con algún cereal o legumbre, carne o huevo. Pero no siempre recurrir a fideos y arroz sino variar con avena u otros granos”, detalló Sosa. 
La directora de la carrera de Nutrición aseguró que en San Luis siempre hubo políticas de salud destinadas al cuidado de una buena alimentación. “Desde el 94 existió un Plan Provincial de Nutrición y Desarrollo de la Niñez. Se distribuyeron cajas de alimentos básicos a distintas familias. Además de esta asistencia se hizo otra de educación alimentaria que duró 5 años consecutivos. Íbamos al menos cuatro veces a cada localidad. Porque no basta con tener con el alimento también hay que saber cómo usarlo”, afirmó.