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Un espacio educativo les dio la oportunidad a los chicos

Por redacción
| 18 de septiembre de 2016
En acción. Los más chicos de las familias aprenden y se divierten en la escuela "Olga Sarden". Foto: José Sombra.

Una buena parte de la comunidad boliviana se radicó en el sector este de Villa Mercedes, cerca del barrio Obras Sanitarias. La mayoría de los adultos hablan quechua lo que ha sido complicado la comunicación con la sociedad local. Sin embargo, sus hijos, que en su mayoría van a la Escuela Nº 69 “Maestra Olga Sarden” son los que dominan el español y se han integrado con sus vecinos a través de los cursos que desarrollan en el Centro de Actividades Infantiles de la institución. Además, sus maestras han sido grandes colaboradoras para que consiguieran tramitar el Documento Nacional de Identidad y la Asignación Familiar por Hijo.

 


Las familias viven en dos terrenos ubicados por Amaro Galán y Ardiles. Allí levantaron sus modestas casas de barro y los hornos ya que todos se dedican a la fabricación de ladrillos. Como sucede con la comunidad en todo el país, hay quienes llegaron desde su país nativo y otros que hicieron una parada previa en otra provincia antes de instalarse en Villa Mercedes.

 


“Por la cercanía con el asentamiento esta escuela es donde más descendientes o nativos acuden. Tenemos seis alumnos bolivianos y once descendientes en la primaria, en jardín son cuatro más y en secundario otros diez nacidos en la ciudad”, detalló el regente Jorge Briña.

 


Teniendo en cuenta que el quechua es para algunos un impedimento a la hora de comunicarse y terminar de integrarse, los directivos y docentes de la “Olga Sarden” fueron de gran ayuda y hasta los acompañan personalmente en sus trámites. “A veces vienen las mamás al colegio y no comprenden lo que les decimos. Tienen cierta resistencia a lo desconocido por eso somos sus primeros referentes”, contó Romina Olguín, una de las docentes de la institución.

 


Según detalló, los nenes se integran mejor que los adultos y en ciertos casos terminan siendo los traductores entre las seños y los papás. “Son más dados y los que más comprenden. Estudian el quechua porque es la lengua de sus padres y hay uno que me enseña a mí para que los entienda”, agregó Olguín.

 


Una gran cantidad de los chicos de la comunidad asisten los sábados a los talleres que dictan en el CAI, donde dan a conocer las culturas de cada alumno y organizan la Fiesta de las Colectividades, en octubre. “Nuestros objetivos son fortalecer las trayectorias escolares, ampliar los universos culturales de los niños y niñas, desarrollar y ejercitar actividades cognitivas para ampliar la cultura de los niños”, indicó la maestra.

 


Para los jovencitos bolivianos ése es un momento más para hacer las cosas que les gustan como leer, correr y hacer deportes. Incluso algunos participaron de la Feria de Ciencias del año pasado, en la que presentaron el proyecto de cómo se construyen los ladrillos, según el proceso que utilizan sus padres. Llegaron a defender su trabajo en la instancia nacional que tuvo como sede, Salta

 



Arquero de Boca y ladrillero

 


Alexander Oña Condorí, de 11 años y nacido en la ciudad boliviana Santa Cruz es uno de los mejores alumnos de sexto grado y uno de los que está contento de haberse quedado en Villa Mercedes. “La primera vez que vine a la escuela tenía mucho miedo, pero ahora tengo muchos amigos. Hago educación física, me gusta jugar al fútbol, a veces soy arquero. Mi futbolista favorito es Messi y soy de Boca”, contó. 

 


Tanto a él como a sus dos hermanos a veces les toca dar una mano con los ladrillos. Su hermana Sunilda, de 9, detalló que también deben colaborar con mamá en lavar los platos, limpiar y acomodar la casa. “Cuando tiene que ayudar a mi papá me dice que lave los platos, a veces ayudamos en los hornos pero mucho no nos dejan porque hay fuego”, describió la niña.

 


El trabajo en el horno de ladrillo es por lo general realizado por los más grandes. Empiezan a las cinco o las seis de la mañana y terminan tipo siete de la tarde. A veces amanecen quemando en el horno porque deben pasar dos días en el horno hasta que estén listos. Los chicos eligieron ese tema para tratar en la Feria de Ciencia porque muchos de sus compañeros no conocían cómo era la elaboración.

 


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