Policía salvador: "No soy un héroe, es la vocación de servicio"

“No me siento un héroe, sólo hice mi trabajo. La sociedad me preparó para esto”, aseguró el auxiliar policial del COAR Bravo, Francisco Brianzó. Todo comenzó durante la mañana del miércoles cuando estaba en su casa y escuchó un ruido fuerte en la calle. El policía, de 33 años, vio un auto incrustado en el árbol que está la esquina de su casa. Allí encontró a tres personas accidentadas y las asistió.

“Cuando llegué al auto, vi a una persona que salía caminando y agarrándose la cabeza. Adentro del vehículo, había otros dos. Uno que estaba quieto, sin movimiento y otro que se ahogaba”, comentó sobre el primer pantallazo de los viajantes que no llevaban el cinturón de seguridad puesto. El conductor se habría descompensado y por eso perdió el control del vehículo.

Primero asistió a quien se estaba ahogando. “Evalué el panorama y consideré que era el más complicado. Realicé maniobras para socorrerlo y cuando estaba mejor, practiqué reanimación cardiopulmonar (RCP). Gracias a Dios y a la Virgen recuperó el conocimiento. Tenía un golpe fuerte y dos o tres cortes en la cabeza, y estaba con la cara hinchada. Le tomé las pulsaciones y no tenía”.

Luego de esa primera asistencia, llegaron las ambulancias del Sempro y los oficiales de la Comisaría 28 de La Punta, que tomaron el caso.

Brianzó sostuvo que su tarea la logró por el conocimiento de medicina táctica que le aportó el Cuerpo. “Todos los efectivos sabemos primeros auxilios generales en situaciones de trauma. Es la primera asistencia que brindamos”, acotó.

El auxiliar comentó que los entrenamientos les permiten “mantener la calma para poder emanar mejores resultados” y “hacer lo que está a su alcance”. “No estoy acostumbrado a este tipo de eventos, ya lo tengo asumido como parte de mi trabajo”, explicó sobre la magia para poder reaccionar en estos casos: la vocación de servicio.

Aunque estaba de franco, Brianzó ayudó al prójimo. Porque considera que su parte en la sociedad.