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Orgullo puntano: hizo cima en el Aconcagua dos veces y es récord

Por redacción
| 20 de marzo de 2017
Misión cumplida. Mariana Alessandrini, de 26 años, se preparó físicamente durante todo 2016 para escalar la montaña y mejorar los tiempos que ya había alcanzado.

Cómo hace una persona para pasar de pensar que nunca podría escalar una montaña, a hacer cima en el Aconcagua dos veces y entrar en un récord mundial de ascenso? Lejos de dar el discurso motivacional  y de grandeza que uno espera, en la respuesta simple y práctica de  la acción de Mariana Collova Alessandrini sobresalen dos cosas: la focalización y el apoyo de su novio  César Fernández, compañero de aventuras y el primero en motivarla a escalar. Lo bien que hizo, la puntana por adopción visitó el techo de América tres veces, las últimas dos llegó a la cumbre y en la tercera lo hizo en un tiempo menor a 15 horas. Afirmó que en la historia de los ascensos registrados sólo hay cuatro mujeres que lograron la hazaña  y ella es la tercera con mejor tiempo. En su GPS guarda la prueba que lo demuestra.

 


“En mi vida siempre estuvieron presentes los deportes. Hice volley, atletismo, hockey. Lo que fuera”, contó Mariana, para explicar esa imposibilidad que parece tener por quedarse quieta, en la que combina el ejercicio con la carrera de contabilidad (en pausa) y la venta de accesorios.  Ese ritmo de vida la llevó en 2014 a una caminata por Salto Escondido, en San Francisco, donde conoció a César. “Le comenté que uno de mis sueños era hacer montaña, pero que lo veía imposible. No por el estado físico, sino por el lado económico que implica hacerlo. César me escuchó y me invitó a ir a Vallecito, que queda en Potrerillo, Mendoza.  Es como una escuela de montañismo por así decirlo, porque tiene muchos niveles de dificultad. Fuimos con un equipo ínfimo y yo no podía más de felicidad”, recordó.

 


Esa primera experiencia fue clave para unirlos. Lo que siguió fue una maratón de ahorro para empezar a comprar el equipo necesario para escalar. La meta ahora era subir al Aconcagua. Finalmente en diciembre de 2014 llegaron a la montaña, pero no pudieron hacer cumbre porque no se los permitió el clima y sólo habían calculado comida para 10 días. Además tenían muy poco equipo. No lo consideraron una desilusión, sino una prueba piloto para la próxima vuelta.

 


 “Volvimos en enero de 2016, con más experiencia y más aclimatados. En todo ese tiempo entrenamos más y cuidamos nuestra alimentación. No fuimos a médicos, ni contamos con ningún asesoramiento profesional. Fue una cuestión de prueba y error.  Visitar mucho Google y saber hasta dónde podía nuestro cuerpo. Ni siquiera usamos guía, porque es muy caro y acotamos nuestro presupuesto.  Hicimos todo solos y por nuestra cuenta”, afirmó. También ahorraron más. Mariana tenía razón, hacer montañismo es caro. Entre los dos equipos gastaron más de 50 mil pesos, más los permisos para entrar a la montaña, que duran sólo 20 días y cuestan $3.700 cada uno. Y los pagos de un servicio de mulas que carga los elementos hasta uno de los campamentos. En los gastos también figuraban la nafta y la comida. Lo lograron. 

 


Estaban felices por el logro, pero Mariana sentía que no era suficiente. Llegaron a la meta en 10 días, que reconoció es un excelente tiempo, pero faltaba más. “Pensé que si  seguíamos entrenando, yo podía  llegar a más. Nuestro estilo de montañismo es ligero y rápido. Y tratamos de no acampar”, resumió. Entonces pensó que el plan de todos los escaladores  para subir al Aconcagua es hacer campamento base unos cinco días hasta llegar a la cumbre y luego bajar en dos. Decidió que ella lo haría en menos de 13 horas y con eso entraría en la historia de los mejores tiempos realizados por mujeres, desde que los ascensos son registrados.

 


 El 20 de enero de este año volvieron a Mendoza. “El objetivo era que yo pudiera salir de Plaza de Mulas, el campamento base, llegar a la cumbre y volver a bajar en menos de 12 horas, 40 minutos a la base. Sin usar campamento de altura. Un recorrido que sólo efectuaron tres  mujeres”, explicó. Esta vez su novio la acompañó hasta los 6 mil metros para ayudarla a cargar el equipo. Luego subió sola. “Lo logré, pero en 14 horas y 22 minutos. Está cronometrado y guardado en mi GPS como prueba. Soy el tercer mejor tiempo femenino. Primera está Chavela Farías que lo hizo en 2016, segunda Fernanda Maciel, en el mismo año, tercera yo y cuarta María Mackern en 2001”, detalló. Ansiosa como es,  googleó los récords apenas bajó de nuevo a la entrada del parque.

 


Los objetivos de la joven y su pareja no acaban. Hacer cima dos veces y establecer un récord son el principio de muchas travesías más, aseguró. “Me preguntan qué siento. Si adrenalina o miedo a desafiar la muerte. Nada de eso, yo sólo quiero escalar y desafiarme a mí misma”.  

 


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