Wilson Pérez hacía lo que seguramente había hecho muchas otras veces, arreglaba su camioneta, una de sus principales herramientas de trabajo en el campo de Batavia. Sólo le quedaba una última tarea para terminar con esa reparación: soldar la llanta de una rueda. Pero allí, la ciencia y la desgracia, le pusieron fin a esa tarea del joven y también a su vida, en un parpadeo. El calor del fuego que despedía la soldadora, aumentó la presión del aire que contenía el neumático y éste explotó. Lo hizo sobre la cara de Pérez.
Nada por hacer
Tenía 26 años y vivía en Unión, a 70 kilómetros de la estancia “La Margarita”, ubicada 15 kilómetros al sur de Batavia.
El resto de los obreros que estaban fuera del galpón, donde Pérez reparaba su camioneta Ford, llamaron al hospital de Batavia y a la Policía, pero nada pudieron hacer por el joven, indicó el auxiliar Darío Suárez. El muchacho murió en el acto.
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