Félix Máximo María recibió el reconocimiento "prócer de la cultura federal"

El romance entre Villa Mercedes, el folclore y la poesía se propaga con el tiempo para el escritor y músico Félix Máximo María, quien a pesar de su avanzada edad cosecha reconocimientos sin descanso. El último fue el que recibió el viernes pasado como “Prócer de la cultura federal”, un galardón que le otorgó el Instituto de Arte Folclórico de Buenos Aires.

Fue la cantora Yamila Cafrune (quien casualmente actuó el sábado en Villa Mercedes), quien le entregó el premio a "El Pulpo" que demostró su vitalidad en el acto realizado en el edificio del frente al Cabildo de la ciudad de Buenos Aires.

La historia folclórica tuvo como  protagonista otra vez al mercedino que llegó a la gran ciudad con la emoción que genera ser distinguido por la labor y el valor. El Instituto de Arte Folclórico (IDAF) homenajeó los 82 años que tiene el folclorista junto a la guitarra, un logro que lo transforma en una verdadera eminencia cultural. 

Máximo María se suma a la lista interminable de folcloristas y escritores que fueron reconocidos por el IDAF. El galardón toma valor en aquellos artistas que dedicaron su tiempo para que el folclore no se pierda entre la cultura del país. 

Entre las tantas celebridades nacionales que cumplieron con el requisito y fueron destacados por el Instituto se encuentran Atahualpa Yupanqui, Andrés Chazarreta o los Hermanos Ábalos. 

El mercedino suma este nuevo premio a la infinidad de reconocimientos que tuvo durante su interesante vida. De hecho el año pasado recibió un premio similar en el mismo lugar.

A lo largo de su vida, “El Pulpo” fue distinguido por su noble trayectoria, su cariño por Villa Mercedes y el real respeto que le tuvo durante toda su carrera al folclore cuyano que lo acompaña hasta hoy. 

Por ejemplo, en 2014, el gobernador Alberto Rodríguez Saá le otorgó la medalla “Pueblo Puntano de la independencia” gracias a la trayectoria en la música y las artes de la provincia. 

Su enamoramiento profundo con la guitarra comenzó cuando tan solo tenía diez años y hasta el momento es su fiel compañera por donde pasa. 

Más allá de los reconocimientos, placas y galardones que le fueron entregados durante su vida, el respeto del público y de sus mismos colegas es el apoyo y el regalo que el folclorista lleva en la memoria.