Rodolfo Blanco: canillita, árbitro y periodista
Fue canillita, árbitro de fútbol y hoy conduce un programa deportivo. Fue el primer árbitro nacional de San Luis. El presidente de la AFA le entregó el título. Recibió innumerables premios. El recuerdo imborrable para su madre, la familia y los amigos.
Fue canillita, árbitro de fútbol y hoy conduce un programa deportivo. Fue el primer árbitro nacional de San Luis. El presidente de la AFA le entregó el título. Recibió innumerables premios. El recuerdo imborrable para su madre, la familia y los amigos.
Ayer, se cumplieron 20 años del retiro voluntario de uno de los mejores árbitros de fútbol que tuvo la Provincia de San Luis; Rodolfo Blanco. Hoy a los 68 años, el hombre que habitualmente vestía de negro en las canchas de fútbol impartiendo justicia, fue vendedor de diarios hoy se dedica al periodismo deportivo y tiene su programa “Pasión Deportiva” por FM Popular.
Blanco además es uno de los más antiguos “canillitas” que recorrió por años cientos de veces las calles sanluiseñas sin importarle las duras inclemencias del tiempo ni los complicados horarios que se imponía para vender sus periódicos. A lo largo de su trayectoria recibió innumerables elogios y premios rescatando cuando fue presidente del Colegio de Árbitros, de la por entonces Liga Puntana de Fútbol, donde una vez recibió el premio “Silbato de Oro” o cuando una empresa lo destacó por su programa deportivo con el premio “Coronel Pringles”.
“Rodo” o Rodolfo dice que nació un 8 de marzo de 1950, y tiene sus raíces en Los Corrales, Leandro Alem de San Luis hijo de Crispiniana Leyes y de Cipriano Blanco, tiene ocho hermanos, Angelino, Dolores del Carmen, Nelly Arminda, Sara Noemí, Alba Virginia, Mario Cipriano, Marta Nicolasa y Máxima Josefina. Además de una hija; Natalia y dos nietas que llenan de amor su vida; Milagros Soledad y Ludmila Máxima Itatí. Sin olvidarse de Lorena Ochoa una hija del corazón. Y fue alumno de la escuela General San Martín, la querida e inolvidable “Carcocha”.
A los seis años comenzó a vender diarios con su hermano Mario, hoy fallecido, voceaba: El Tiempo de Cuyo y Los Andes de Mendoza y después cuando apareció El Diario de San Luis, hoy El Diario de la República, aumentó su trabajo. “Nuestro hogar era muy humilde y había que ayudar al sustento de la casa. Hoy le digo a mis colegas que vendan el diario local porque es el único que nos deja una ganancia válida, porque los diarios y revistas que vienen de Buenos Aires o de otros lados, no dejan casi nada”. Una triste realidad que marca a fuego el trabajo del canillita.
“Con mi hermano tuvimos dos puestos de diarios y hoy, por un problema de salud, no estoy en actividad pero soy “canillita y me voy a sentir “canillita” hasta mi último día. Rodolfo con dolor, recuerda a su hermano Mario con quien compartió muchas horas de su vida. “Cumplíamos una rutina, cada uno con su reparto, siempre nos llevamos de maravilla, una lástima su temprana partida”. Señala emocionado.
Agrega que tiene palabras de agradecimiento para todos aquellos compañeros de trabajo como “El Gordo” Tobares, Roberto Fernández, Roberto Castro y la familia Vescia. “Eran otras épocas, voceábamos el diario y la gente compraba. Toda mi vida vendí diarios, logré todo lo que me propuse. Mejoré mi calidad de vida, viajar con mi amada madre, ir de vacaciones o comprarme un auto, era un gran esfuerzo pero valió la pena”.
Al tiempo que repartía diarios, el viejo “Canillita” jugaba al fútbol en el club San Luis (es hincha de Deportivo Pringles) lo hice hasta los 18 años, para mí era muy difícil jugar porque todos los años a ese club, llegaban nuevos jugadores que hacían el Servicio Militar en San Luis. Y sin querer o por esas cosas de la vida, me vi dirigiendo un partido de fútbol en una canchita que estaba ubicada en Maipú (hoy Mar del Plata) y Martín Güemes. Allí se juntaban cuatro escuelas; la Normal, Don Bosco, la Agraria y Colegio Nacional, se jugaba por un peso por cabeza, esos partidos siempre terminaban mal y se generaba un alboroto inusual. Un día no había quién oficiara de árbitro y después de varias insistencias, acepté hacerlo yo”.
“Salió todo bien. Los jugadores y la gente me aplaudía, entre ellos estaba Juan Carlos “El Gringo” Sáez, árbitro oficial, así empezó todo, me invitó a las oficinas de la Liga que funcionaba en el primer piso del cine Ópera de la calle San Martín. Fue en 1968”. Rodolfo manifiesta que se encontró con árbitros muy buenos y se hizo de amigos, señala que su maestro fue Miguel Ángel Lucero (“El Gallego” Ramírez”) Hernán Roque Astudillo y Félix Muñoz al tiempo que se sumaba su hermano Mario al arbitraje. “Debuté dirigiendo un partido de primera división, era el clásico de la zona de Puente Blanco; San Lorenzo y Yapeyú, ganó el equipo de la Riobamba en el estadio Ejército Argentino y había una multitud”.
"Otro partido que recuerdo fue uno que jugaron Racing de la Colonia Hogar y Deportivo Pedernera, el árbitro era Luis Baigorrí, pero no llegó a tiempo y asumí esa responsabilidad. Ganó Racing 1 a 0”.
La trayectoria de Blanco en el arbitraje se fue nutriendo de mucho estudio, cursos y charlas en San Juan o Mendoza hasta que recibió de manos de Julio Humberto Grondona, el mandamás de la AFA, el título de árbitro nacional, lo que le posibilitó traspasar las fronteras provinciales del arbitraje sanluiseño. Un logro que muchos años después fuera superado.
Con ello vinieron partidos importantes en casi todo el país, viajaba los viernes para regresar los martes a la ciudad que lo viera surgir. Agrega que el fútbol le dio grandes amigos dentro y fuera de la cancha. “Siempre procedí con respeto y no recuerdo haber tenido grandes problemas. Me hacía respetar y respetaba a los jugadores y a las dirigencias”.
De San Luis evoca los grandes partidos que jugaron Juventud Unida Universitario con Instituto Atlético El Gigante o con Sportivo Estudiantes. “Una vez, dice, dirigí un partidazo entre Instituto y Juventud, era palo a palo y estaban 2 a 2 y faltando dos minutos, Hugo Gómez comete un penal que le dio la victoria a los de La Calera, nunca olvido ese partido, fue excelente”.
“Muchas veces mis colegas me daban la posibilidad de dirigir partidos importantes o complicados, existía mucho compañerismo”. Todos trabajábamos de árbitros. No quiero olvidarme de Hernán Soloa, Jorge Agüero, Miguel Ángel Celada, Martín Quiroga, Montiel, Quevid Quevedo, Nicolás Andino Héctor Farías (p), Juan Carlos Muñoz y Orlando Argentino “Buby” Gómez. Puntualiza que fue una muy linda época.
Blanco dice que se inició en el periodismo deportivo “vendiendo diarios y siendo árbitro”. Repartía en las radios de San Luis, y siempre le preguntaban dónde había dirigido, o el resultado de un partido, lo fueron invitando a hacer pequeñas entradas al aire en los programas que eran dirigidos por “El Gordo” González, Hugo Pitavino, Patricia Funes, Mario Pérez, Juan Galeano, Maximiliano Pomenich, “Nino” Romero o Mario Pereyra Mercó. “En Dimensión me quedé ocho años haciendo columnas deportivas, esos fueron mis inicios”.
“El Canillita”, el árbitro de fútbol, había dado sus primeros pasos en el periodismo deportivo, se sumó a Alejandro Magdaleno en FM Lafinur. Años después trabajó de movilero con Gustavo Sosa de Popular hasta que un día, Basilio Novello lo invitó a sumarse al plantel oficial de la radio.
Rodolfo se emociona al recordar el camino transitado. Han pasado 20 años. “Al programa aportan y aportaron su trabajo y su experiencia, Claudio Rodríguez, Oscar Lucero Suárez, Adolfo González, Héctor Orozco, 'Mily' Moreno, Tomás Quiroga, Nico Castro y su hermano Gonzalo”.
Hoy “Pasión Deportiva” lleva más de 17 años en el aire. Héctor Orozco que tiene 14 años trabajando junto a Rodolfo Blanco y Nicolás "Nico" Morente ex diario Ole y TyC Sport y un importante grupo de colaboradores le ponen garra y pimienta al programa que tiene cientos de oyentes en la provincia y una importante zona de influencia, eso lo hace feliz y lo llena de orgullo.
(Un caballero. Así será recordado el mejor árbitro sanluiseño de los últimos años)


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