Cambio de frente cuando la pelota quema

En los momentos culminantes de los partidos "chivos", la pelota quema. Los que sienten que no tienen el coraje o el talento la tiran rápidamente al que está más cerca, en un desesperado intento para no consumirse en pocos segundos por las llamas del temor o la incapacidad. Pasa en el fútbol, en el básquet… y, también, en la política. La quita de los subsidios al transporte  es un ejemplo.  

El primer jugador temeroso en este partido fue el gobierno nacional. Desquiciado por un calamitoso manejo de las finanzas, que ha puesto al país de rodillas y en caída libre, rastrea cualquier sector que reúna dinero para desviar esos aportes  a la gigantesca  bicicleta financiera en la que se convirtió la política económica actual que,  todos sabemos, y más temprano que tarde,  perderá irremediablemente su equilibrio. 

La administración de Mauricio Macri identificó los fondos destinados a los subsidios e hizo la más fácil. Les advirtió a las provincias que suprimirá esta ayuda vital para que las clases trabajadoras accedan a un boleto a un precio racional. Pasándolo en limpio: que en el interior se las arreglen como puedan. 

Pero en San Luis hay otro jugador que imitó este lance poco virtuoso de sacarse rápido la pelota de encima. En la semana, el intendente Enrique Ponce le envió una nota "con carácter de urgente" al Gobernador de la provincia, en la que le comunica que, ante esta inminente quita de subsidios, "las posibilidades presupuestarias de este municipio resultan ampliamente superadas". 

En un claro intento de trasladar la responsabilidad, y sin condenar  en ninguna línea la ominosa decisión de la Nación, le pide a la provincia que se haga cargo de los subsidios para que el boleto no se vaya a casi 30 pesos. Incluso se anima para que en las "previsiones presupuestarias" del  2019 sean incluidos estos fondos.   

Quizá el hecho de mostrarse en la misma vereda política haya provocado que el intendente se contagie de la tendencia de revolearla de puntín y "cambiar de frente" cuando el partido viene complicado.