Bernardo Stamateas
Periodista
¿Qué esperás?
¿A quién no le gustan las sorpresas? A todos nos gustan. Pero no todos esperamos cosas buenas de la vida. Las deseamos pero, como hemos sido golpeados de una manera u otra, nos cuesta esperar algo positivo. Como explico en mi reciente libro Soluciones Prácticas, quien espera más obtiene más.
Esto es así por la ley de la expectativa, según la cual, uno recibirá de acuerdo a lo que espere. ¿Qué esperás de la vida? Si vos decís: “Yo no espero irme de vacaciones este año”, seguramente no te irás a ningún lado en las vacaciones. Si alguien espera una desilusión porque ya no confía en alguien, es seguro que ese alguien lo va a desilusionar. Porque aquello que esperamos es lo que obtenemos. Esto significa que la expectativa está supeditada a los logros.
Y ya sea que lo sepamos o no, todos tenemos algún tipo de expectativa. Del mismo modo que todos tenemos un nivel de fe. Todos creemos hasta cierto punto. Tanto en lo positivo como en lo negativo. La persona con fe (aquí no me refiero a la fe religiosa) tiene una revelación de algo que aún no existe pero se encuentra en camino.
Si alguien espera una desilusión porque ya no confía en alguien, es seguro que ese alguien lo va a desilusionar. Porque aquello que esperamos es lo que obtenemos. Esto significa que la expectativa está supeditada a los logros.
Y como ya mencioné, el que más espera más recibe. Por eso, es tiempo de hacer crecer nuestro nivel de expectativa. Muchos se excusan: “Yo prefiero no ilusionarme porque después me puedo desilusionar”. No desear ilusionarse es de por sí una ilusión. Nosotros funcionamos en expectación. Esa es la razón por la que cuando esperamos algo bueno, como un regalo, un viaje o una visita, el tiempo pasa rápido.
Lo mejor que podríamos hacer por la gente que nos rodea hoy y siempre es esperar lo mejor de ellos. ¿Sos de esperar lo mejor de tu pareja? ¿Y de tus hijos? ¿Y de vos mismo? ¿Y de tu país? ¿Y de un desconocido? Es más fácil elegir quejarse, como muchos hacen, y no esperar nada bueno de nada ni de nadie. Pero debemos saber que hay un poder grande en la expectación.
Está comprobado que, cuando una persona espera algo grande de otra (llámense hijos, amigos, alumnos, empleados, etc.), sin caer en el perfeccionismo obsesivo, tarde o temprano verá eso que espera hecho realidad. Los papás deberíamos esperar que nuestros hijos tengan éxito en la vida. ¿Cómo? Subiéndoles la vara, esperando lo mejor que ellos pueden dar, sin importar dónde se encuentren hoy.
¿Por qué hay que esperar lo mejor de los demás?, tal vez te preguntes. Porque todos vinimos a este mundo con un potencial sin límites que está esperando ser reconocido y desarrollado. Todos, sin excepción, podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos porque portamos la capacidad interior de hacerlo. Y todos necesitamos el empujón de alguien que crea en nosotros y espere lo mejor de nosotros.
En esta época tan especial, permitime preguntarte para ayudarte a reflexionar: ¿Qué esperás del 2019? ¿Y de los próximos años? Tal vez es un buen momento para decidir esperar lo mejor de cada persona y de cada situación. Esperalo y declaralo con tu boca. Esa actitud es la mejor forma de despedir el año y comenzar el que llega con nuevas fuerzas.


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