"BIFE" en Casa Beta: la destrucción del tabú
El dúo liberó una fiesta diversa como los géneros musicales que visita constantemente.
A ninguno de los dos integrantes de "Bife" les gusta encasillarse ni musicalmente, ni personalmente. Mucho menos sexualmente. Es por eso que lo que surge de sus recitales es un clima de festiva indefinición, como sus canciones, a mitad de camino entre la parodia y lo contestatario.
Si hay que poner las cosas en su lugar -un ejercicio que puede no ser siempre aconsejable-, el dúo está formado por un varón que se hace llamar Javiera y tiene una voz muy propicia para el tango compadrón -como lo demostró en "Yo me bajo"- y por una mujer que a veces se suele pintar el bigote.
Es en esa ausencia de géneros donde "Bife" encuentra su marca identitaria pero también sus mayores defectos. En el breve recital que dieron en Casa Beta en la madrugada de ayer repasaron con algo de desgano buena parte de su disco más reciente, "Adentro", y dieron algunas visitas a sus trabajos anteriores.
Las canciones del dúo (que puede tener alguna referencia a Miranda! pero también a Pimpinela) van del tango a la zamba, de allí a la cumbia y de allí la chacarera con el espíritu libertario de quien canta al amor libre, a la desazón del patriarcado y del machismo y a las historias ocasionales.
Ante la medianía del recital del número central, la presentación previa de Nailé-Chavong tomó más relevancia gracias a su interesantísima propuesta de folclore electrónico que también sumó lo visual con la llegada de dos malabaristas.
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