El "abrazo del oso" que conspira contra la competitividad en soja
En su desesperación por alcanzar el equilibrio fiscal, el Gobierno eliminó el diferencial de 2,5% que penalizaba exportaciones de poroto sin procesar. Así perjudicó a la industria.
El gobierno argentino había prometido al FMI alcanzar el equilibrio fiscal durante 2018 y un fuerte plan de ajuste de las variables económicas que provocaron durante los últimos años desequilibrios fiscales y comerciales.
A cambio, el FMI confirmó un auxilio financiero de U$S56 mil millones hasta 2020, de los cuales Argentina ya recibió U$S28 mil millones, más otros U$S11 mil millones que llegarán en marzo.
Sin embargo, el análisis de las medidas implementadas por el Gobierno, nos muestra que ha sido afectado el poder de compra del consumidor, por un mayor gasto de bienes y servicios relacionados con la vivienda y alimentación y una caída consecuente del poder adquisitivo. Y en el análisis del plano empresario no hay dudas que los sectores más perjudicados han sido los relacionados a la exportación, como es el caso de los productos de las economías regionales y las materias primas agrícolas del interior profundo.
No es válido el slogan "con la mejora del tipo de cambio se favoreció la competitividad del sector agroexportador". Pues todos los sectores productivos tienen un alto componente de sus costos dolarizados y en el caso de bienes y servicios que contratan en el mercado doméstico, el ajuste por inflación, con un tipo de cambio que se va atrasando, implica un aumento liso y llano de los costos de producción en dólares.
Dicho en criollo, los márgenes del negocio cada vez se reducen más y salvo en casos de excelentes rendimientos de los cultivos y campos con cercanía a los puertos, por menor costo del flete camionero, en el resto de las zonas productivas los márgenes son mucho menores a los registrados durante la campaña anterior.
Analizando el complejo agroexportador y agroindustrial de la soja, incluyendo la producción y exportación de harina y aceite de soja, han sido varias las medidas tomadas por el equipo económico que están conspirando contra su competitividad.
Una de las primeras medidas implementadas fue la eliminación del diferencial de 2,5% que penalizaba las exportaciones de porotos de soja sin procesar, lo que permitía a la industria aceitera argentina poder competir contra las políticas proteccionistas, elevados aranceles a la importación de productos argentinos, que muchos países industrializados aplican a nuestro país.
Y la segunda medida que terminó por destronar a la Argentina como el país más competitivo del mundo en la industrialización de soja, fue igualar las retenciones de la soja, harina de soja y aceite de soja, con el 18% de retenciones fijo y el artilugio de 4 $/U$S exportado.
El productor está "abrazando al oso" festejando la eliminación del 2,5% de diferencial de retenciones para dotar a la industria de una herramienta que les permita competir en el concierto del comercio mundial. Pues desaparecida la demanda exportadora de poroto de soja, hoy protegida ingenuamente por el Gobierno, las fábricas de aceites deberán pagar mucho menos por el poroto una vez que los exportadores no intervengan en el mercado.
En la práctica deberán ingresar menos divisas para pagar la materia prima poroto a los productores de soja. Cuando llegue ese momento los productores van a extrañar la época en que la industria podía competir abiertamente en el trading mundial pues podía contar con un mínimo apoyo del Poder Ejecutivo, con el diferencial del 2,5% en las retenciones.


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